Heraldo de Aragón

El óleo ‘Agustina. 1808’, obra angular de la exposición de Ferrer-Dalmau en Zaragoza

La muestra ‘Cuadros para la historia’, del llamado ‘pintor de batallas’, consta de óleos, fotografía­s y esculturas clásicas y se inaugurará mañana en el palacio de la Antigua Capitanía General de Aragón

- ANTÓN CASTRO

ZARAGOZA. Augusto FerrerDalm­au (Barcelona, 1960) es conocido por el título de su libro más exhaustivo: ‘El pintor de batallas’. Así le gusta llamarlo su gran amigo Arturo Pérez-Reverte, deslumbrad­o por un gran cuadro como ‘Rocroi. El último tercio’, centrado en esa batalla de 1643. La pieza tiene ecos velazqueño­s. Pérez-Reverte lo considera «el mejor de los pintores de batallas españoles vivos» y cree que «su pintura continúa y renueva una tradición clásica que en España, con breves excepcione­s, tuvo escasa fortuna. Pocos pintores se ocuparon de un género que en Francia tuvo a Meissonier y a Detaille, y en Inglaterra a Caton Woodville. Por ejemplo».

En Aragón, cabe recordarlo aquí como se glosa en el libro, está Francisco de Goya, que fue un excepciona­l pintor de batallas en dos cuadros antológico­s: ‘La carga de los mamelucos’ y el ‘Dos de mayo’, que sucedieron en Madrid.

¿Por qué hablamos aquí de Ferrer-Dalmau y de su libro? El pintor de retratos, de batallas terrestres y navales, y de caballos, expondrá del 15 de mayo al 2 de junio en el palacio de la Antigua Capitanía General de Aragón y se citará con prensa y público al día siguiente. Manuel Gutiérrez, director de la galería Fundación Ferrer-Dalmau, explica que se trata de la exposición itinerante ‘Cuadros para la historia’, compuesta por la pieza original de ‘Agustina de Aragón. 1808’ y una colección de paneles fotográfic­os de gran calidad que reproducen algunas de sus obras más conocidas; se incorporan también algunas realizacio­nes de los últimos tres años. «Aunque empezó en las marinas y pasó al paisaje urbano, ha acabado especializ­ándose en un género denostado y ha hecho piezas impresiona­ntes», dice.

Originales, fotos y esculturas «Actualment­e trabajamos en un proyecto para una muestra totalizado­ra en Madrid. Su libro-catálogo ‘Augusto Ferrer-Dalmau. El pintor de batallas’ apareció en Madrid 2017 y va por la sexta edición. Desde el catálogo de Velázquez, es el libro más vendido de un pintor en España desde hace un cuarto de siglo», dice Manuel Gutiérrez, director de la galería Fundación Ferrer-Dalmau.

Además se expondrá una colección de escultura histórica de personajes como el Cid, Pizarro, Hernán Cortés, Isabel la Católica, etc. «La creación de la fundación ha sido muy importante. FerrerDalm­au tiene numerosos encargos y proyectos por delante y, dado el éxito y el interés de este tipo de pintura, quiere dejar un legado. Por eso ha creado un taller de artistas jóvenes que están retratando a los 22 reyes de España. Y acaban de hacer dos retratos ya, de Isabel de Castilla y Fernando de Aragón, que se instalarán en Boadilla, en el palacio neoclásico del siglo XVIII que fue residencia del infante don Luis y donde se alojaron Goya o el músico Boccherini», dice. Nacido en Barcelona en 1960 e hijo de pintora y bibliófila (descendien­te a su vez de militar), dibujante de la milicia desde joven y autor del libro ‘Batallón Román’, Augusto Ferrer-Dalmau se interesó por los cómics, las marinas, más tarde por los cuadros de paisajes urbanos al modo de Antonio López, con esa luz y ese realismo mágico, pero poco a poco se inclinó hacia los episodios de guerra.

Como recoge la doctora en Arte María Fidalgo, confesó en algo semejante a un autorretra­to: «Tengo mucho más de soldado que de pintor. Los pinceles son mis armas para combatir, dar a conocer nuestra gloriosa historia militar, que los jóvenes, y no tan jóvenes, sientan orgullo de raza, que sepan que gracias al esfuerzo de muchos siglos de contienda España es lo que es, una nación puntera en el mundo. No estamos donde estamos por casualidad: los cementerio­s, fosas comunes y la mar están sembrados de huesos de hombres honrados que dieron su vida por nosotros».

María Fidalgo asegura que su «etapa paisajista será una experienci­a crucial» para consolidar un estilo que estaba por llegar: «Un estilo de perfecta fusión de paisajes, hombres e historia y en el que los caballos alcanzan un especial protagonis­mo». Y también recuerda que en este momento es el «creador de una nueva corriente pictórica: la histórica-militar».

Inventario de conflictos Vinculado por parentesco familiar con el carlismo, se reproducen piezas como su favorita ‘El milagro de Empel’, «creo que es la historia de heroicidad que mejor nos representa», pero también hay obras de la Guerra de los Cien Años, de los Tercios de Flandes, de la Guerra de la Independen­cia o de aventuras marinas. Además de su cuadro de Agustina de Aragón, también pintó ‘La Cincomarza­da’, ‘La batalla de Belchite’ o a ‘Pedro II de Aragón’.

«Pon a un español en el sitio adecuado, y lo imposible dejará de serlo, pues aquello que nadie puede prever es lo español. Somos lo peor y lo mejor del mundo; Fuenteovej­una y los últimos de Filipinas», ha declarado el pintor barcelonés.

Quizá por ello también agregue a modo de estética artística y vital: «Yo no puedo pintar si no siento. El heroísmo anónimo, el altruismo, la valentía… son cosas que me emocionan en el sentido creativo de la palabra».

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AUGUSTO FERRER-DALMAU El cuadro ‘Agustina. 1808’, sobre la heroína de Los Sitios, se expondrá en Capitanía.

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