Seguidores de un pretendiente carlista y negacionistas de las vacunas anticovid
MADRID. La Pía Unión de San Pablo Apóstol logró ser inscrita en el Registro Nacional de Asociaciones del Ministerio del Interior en 2021, con el número 622523. La organización publica con cierta frecuencia cartas pastorales sobre asuntos diversos. De acuerdo con la investigación de Santamaría, en diciembre de 2020 prohibió a sus seguidores, «bajo pena de pecado mortal», que se vacunaran contra la covid. En sus redes sociales proclama a Francisco Franco como «nuestro invicto caudillo» y considera rey legítimo de España al pretendiente carlista Sixto Enrique de Borbón-Parma. En sus mensajes se pueden encontrar soflamas de cariz antisemita.
Para el psicólogo y experto en sectas Miguel Perlado, las clarisas disidentes son víctimas de un «abuso de conciencia», fenómeno en el que, aparte de la participación de Pablo de Rojas, puede haber desempeñado un papel crucial la abadesa del convento, sor Isabel de la Trinidad, cuyo mandato está próximo a expirar. Tal exceso consiste en «una extralimitación en el ejercicio del rol pastoral o en la dirección espiritual, de modo que se accede a los recovecos más íntimos de la mente para poner todas las convicciones personales patas arriba».
«Burbuja autorreferencial»
El abuso de conciencia o espiritual es difícil de apreciar por un observador externo, pero exige un entorno de aislamiento que conduce a una «burbuja autorreferencial». De esta manera, «los valores quedan subvertidos por quien debiera guiar tu crecimiento espiritual», comenta Perlado.
Según el especialista, Pablo de Rojas y otros dirigentes similares se caracterizan por saber ganarse la confianza de gentes adineradas gracias a sus dotes de pergan suasión. «Estos líderes espirituales son muy grandilocuentes, a veces megalomaníacos y gastan aires de grandeza. En las distancias cortas saben presentarse como seres humildes y grandes conversadores», aduce Perlado. El psicólogo argumenta que también es muy frecuente que estos gurús abonen el «culto a la personalidad». El aire de beatitud y felicidad que desprenden las clarisas rebeldes no es más que una «puesta en escena».