Hija Adoptiva de una Zaragoza a la que «quiere» y «conoce más»
La Princesa de Asturias agradece el título y el cariño de los vecinos de la capital La alcaldesa Chueca destaca el vínculo que la Casa Real mantiene con la ciudad
ZARAGOZA. El acto oficial apenas duró 20 minutos. Es el tiempo que discurrió desde que la Corporación municipal, con la alcaldesa de Zaragoza, Natalia Chueca, al frente, recibió a la Princesa de Asturias, Leonor de Borbón y Ortiz, en el zaguán del Ayuntamiento y una foto de familia, en el Salón de Recepciones, marcó el fin. Aunque fugaz, el solemne acto de entrega del diploma que acredita a doña Leonor como Hija Adoptiva de la ciudad guarda un gran simbolismo, porque se genera un vínculo entre la futura reina y la capital. Lo mismo ocurrió con su padre, que recibió el mismo reconocimiento cuando estaba a punto de finalizar su etapa de formación en la Academia General Militar. «Llevaré siempre con orgullo este nombramiento que a tanto me obliga», señaló en 1986 el entonces príncipe de Asturias. Y cumplió.
«Muchas gracias por concederme la Medalla de las Cortes, la Medalla de Aragón y también agradezco mucho que me hayáis otorgado el título de Hija Adoptiva de Zaragoza, una ciudad que conozco y quiero más después de vivir estos meses aquí y recibir el cariño de sus ciudadanos. Con cariño, Leonor».
Los miembros de la Casa Real han acompañado a los aragoneses en los momentos buenos, como en la Expo 2008, y en los peores, como en la tragedia del campin de Biescas.
Ocho intensos meses lleva la Princesa de Asturias en Zaragoza. Desde que llegó a la Academia General Militar (AGM), aún con 17 años, ha afrontado momentos clave en su formación castrense, como la jura de bandera, y como heredera de la jefatura del Estado, al jurar la Constitución en el Congreso nada más cumplir 18 años. De su estancia en la capital aragonesa destaca el cariño de los zaragozanos. Así lo ha hecho constar en el Libro de Oro del Ayuntamiento. «Muchas gracias por concederme la Medalla de las Cortes, la Medalla de Aragón y también agradezco mucho el título de Hija Adoptiva de Zaragoza, «una ciudad que conozco y quiero más después de vivir aquí y recibir el cariño de sus ciudadanos». Recordaba su mensaje al de don Felipe hace 38 años. Cuando recogió el título de Hijo Adoptivo dijo que, aunque no era fácil sentirse como un cadete más, los zaragozanos lo habían hecho posible «con su sencillez y su comprensión».
Con sus mejores galas, como lo merecía esta histórica ocasión, se presentaron los miembros de la Corporación al homenaje a la princesa. Ellos con traje; la mayoría de ellas, incluida la alcaldesa Chueca, también. Con tonos suaves, y mucho blanco, porque es el «color con el que siempre se acierta», comentaba Lola Ranera, portavoz socialista. Solo faltaron los dos ediles de ZEC. Se sumaron al acto la ministra de Defensa, Margarita Robles, y en calidad de exalcaldes los populares Luisa Fernanda Rudi y Jorge Azcón. No pudo ir por «motivos de salud» el socialista Juan Alberto Belloch y Pedro Santisteve, de ZEC, declinó la invitación.
La Corona y Zaragoza
Para la alcaldesa Chueca, «Zaragoza y España han evolucionado, pero permanece inalterable el papel de la Corona como símbolo de unidad y pertenencia a un régimen democrático basado en la libertad y en la Constitución como garantía de buena convivencia». Con la entrega del título de Hija Adoptiva a la princesa se busca «expresar el profundo afecto y reconocimiento a la estrecha y especial vinculación que su Alteza y la Casa Real mantienen con la ciudad de Zaragoza».
No defraudó la princesa en el primer acto que afrontó sola. Se mostró cariñosa con quienes la esperaban en la plaza del Pilar y dio las gracias a todos los que la hicieron sentir como una «maña más».
Tan joven como es doña Leonor, a Ranera le recordaba a su hija, que tiene 17 años. La socialista sostiene que es «positivo» que conozca la ciudad y que tanto ella como su padre «se formaran» en Zaragoza. Del acto destacó los 30 minutos de espera en La Seo, que les permitieron contemplar en todo su esplendor la gran catedral. Para Julio Calvo, portavoz municipal de Vox, «hay muchos lugares, y uno de ellos es Zaragoza, donde la Monarquía tiene prestigio y es muy querida como institución».
En el protocolario acto hubo, incluso, momentos para anécdotas y para la sonrisa. Como la que suscitó en los concejales que uno de ellos se arrancara y le dijera a la princesa lo guapa que estaba.
Los miembros de la Corporación acudieron casi al completo a la entrega de la Medalla de Aragón en La Seo y al aperitivo que se sirvió en el Palacio Episcopal. La alcaldesa Chueca y el presidente, Jorge Azcón, acompañaron a la Princesa de Asturias, que dio muestras de aplomo y corrección; de saber estar y de conocer la ciudad a la que ha aprendido a querer y que dejará en cinco semanas, cuando finalice la primera etapa de su instrucción militar.