Una medida extrema que España no llegó a utilizar ni en Perejil ni contra Putin
La retirada permanente de la embajadora es el escalón previo a la ruptura total de relaciones diplomáticas o la guerra
relaciones diplomáticas entre países. No existen precedentes de un jefe de Estado que acuda a la capital de otro país para insultar a sus instituciones y hacer una injerencia flagrante en asuntos internos. La no injerencia es el principio rector de la convivencia entra naciones. Y eso se produjo además cuando habíamos ofrecido toda la hospitalidad que merece la figura de la presidencia de la República Argentina».
El titular de Exteriores afirmó incluso que le «duele» ver que los «insultos» proferidos por Milei en el acto de Vistalegre de Vox cia con respecto a Israel. Ayer, la secretaria general de Podemos fue inclo un paso más allá también con otro mensaje en X. «Entonces, para que lo entendamos bien, para el PSOE los insultos y declaraciones de Milei –que son una provocación– son más graves que asesinar miles de niños y niñas y matarlos de hambre», escribió Belarra, que remató: «Por eso rompemos relaciones diplomáticas con Argentina y con Israel no. Qué asco todo».
Los socios vascos del Gobierno, el PNV y Bildu, tampoco han respondido de una manera mimética pese a compartir la repulsa fueron recibidos con «el aplauso y la risa» de otros españoles y que lo que tendrían que haber hecho los organizadores –o sea, Vox– era «suspender ese acto ». Pero también echó en cara su «tibieza» al PP, que en última instancia ha acabado reprobando las palabras del político ultraliberal pese a mantener sus reproches a Sánchez. «Hay muchos momentos para ser oposición, pero hay momentos en los que hay que ser España. El domingo y frente a Javier Milei era el momento de ser España», adujo Albares. por la conducta de Milei. Para el portavoz de los peneuvistas en el Congreso, Aitor Esteban, la retirada de la embajadora en Buenos Aires es «lógica» dado que el mandatario argentino no iba a retractarse como le había exigido el Ejecutivo y confió, en todo caso, en que la crisis se reconduzca en cuanto se quite toda esta espuma del ambiente de la precampaña electoral». Por su parte, el diputado de Bildu Jon Iñarritu tildó el lunes de «inceptables» los insultos de Milei, pero sin verlos motivo suficiente para romper relaciones con Argentina.
MADRID. La gravedad de la decisión del Gobierno de retirar de forma permanente la embajadora en Buenos Aires como forma de protesta diplomática tras los insultos de Javier Milei a Pedro Sánchez y a su mujer apenas tiene un precedente lejano en la historia de la democracia española: la crisis con Guatemala en 1980, pero aquello fue por un episodio tan grave y cruento como el sangriento asalto militar de la legación española.
España ni siquiera llegó tan lejos como este martes con la retirada de la embajadora María Jesús Alonso en la mayor crisis diplomática a la que se ha enfrentado el país desde la muerte de Francisco Franco: la invasión del islote de Perejil en julio de 2002. Entonces, el Gobierno de José María Aznar, como respuesta al refuerzo del destacamento que había tomado el peñasco unos días antes, el 16 de julio de aquel año se limitó a la «retirada de forma inmediata y con carácter indefinido», que no permanente, del embajador en Rabat.
El Ejecutivo de Sánchez en febrero de 2022, después de la invasión de Ucrania por parte de Rusia, tampoco retiró su embajador. España, como otros países, expulsó a parte de los funcionarios de la Embajada rusa en Madrid, pero mantuvo al embajador en Moscú. El Kremlin, por su parte, expulsó por reciprocidad a otro puñado de diplomáticos españoles en Moscú, pero mantuvo (y mantiene) a su embajador en Madrid.
A sangre y fuego
Y es que la retirada permanente de un embajador está entre los escalones más altos de la protesta diplomática, solo superado por la ruptura total de relaciones diplomáticas (medida que España solo tomó hace 44 años cuando el Ejército guatemalteco entró a sangre y fuego en la legación hispana para desalojar a unos campesinos provocando 39 muertos, incluido personal diplomático) y la declaración de guerra.
La práctica diplomática entre países coloca a la retirada permanente del jefe de la legación como escalón previo a esa ruptura total de relaciones, que implicaría una declaración oficial y conllevaría retirar a todo el personal de la embajada, así como cortar lazos y comunicación.
La retirada permanente está por encima de la retirada indefinida (’sine die’, como la calificó el ministro José Manuel Albares el domingo cuando la anunció), de la llamada a consultas del embajador propio, de la convocatoria del embajador del país extranjero a Exteriores, de la nota verbal, o de la declaración de persona ‘non grata’ del embajador del otro estado.
España no ha llegado nunca a retirar su embajador en Londres-ni siquiera a llamarle momentáneamente a Madrid- a pesar de los constantes encontronazos con el Reino Unido a cuenta de los continuos incidentes en Gibraltar. Estos desencuentros se han venido resolviendo siempre con simples notas verbales.
Hasta la actual crisis con Argentina, los roces diplomáticos más recientes con Iberoamérica habían sido con Venezuela. Aunque los encontronazos fueron muy graves durante la pasada década con Rajoy en Moncloa, nunca se llegó a la retirada permanente del embajador, aunque hubo dos llamadas a consultas en 2015 y 2016 y declaraciones de personas non gratas de embajadores en 2018.