Heraldo de Aragón

Una medida extrema que España no llegó a utilizar ni en Perejil ni contra Putin

La retirada permanente de la embajadora es el escalón previo a la ruptura total de relaciones diplomátic­as o la guerra

- PAULA DE LAS HERAS L. PÉREZ MELCHOR SÁIZ-PARDO

relaciones diplomátic­as entre países. No existen precedente­s de un jefe de Estado que acuda a la capital de otro país para insultar a sus institucio­nes y hacer una injerencia flagrante en asuntos internos. La no injerencia es el principio rector de la convivenci­a entra naciones. Y eso se produjo además cuando habíamos ofrecido toda la hospitalid­ad que merece la figura de la presidenci­a de la República Argentina».

El titular de Exteriores afirmó incluso que le «duele» ver que los «insultos» proferidos por Milei en el acto de Vistalegre de Vox cia con respecto a Israel. Ayer, la secretaria general de Podemos fue inclo un paso más allá también con otro mensaje en X. «Entonces, para que lo entendamos bien, para el PSOE los insultos y declaracio­nes de Milei –que son una provocació­n– son más graves que asesinar miles de niños y niñas y matarlos de hambre», escribió Belarra, que remató: «Por eso rompemos relaciones diplomátic­as con Argentina y con Israel no. Qué asco todo».

Los socios vascos del Gobierno, el PNV y Bildu, tampoco han respondido de una manera mimética pese a compartir la repulsa fueron recibidos con «el aplauso y la risa» de otros españoles y que lo que tendrían que haber hecho los organizado­res –o sea, Vox– era «suspender ese acto ». Pero también echó en cara su «tibieza» al PP, que en última instancia ha acabado reprobando las palabras del político ultraliber­al pese a mantener sus reproches a Sánchez. «Hay muchos momentos para ser oposición, pero hay momentos en los que hay que ser España. El domingo y frente a Javier Milei era el momento de ser España», adujo Albares. por la conducta de Milei. Para el portavoz de los peneuvista­s en el Congreso, Aitor Esteban, la retirada de la embajadora en Buenos Aires es «lógica» dado que el mandatario argentino no iba a retractars­e como le había exigido el Ejecutivo y confió, en todo caso, en que la crisis se reconduzca en cuanto se quite toda esta espuma del ambiente de la precampaña electoral». Por su parte, el diputado de Bildu Jon Iñarritu tildó el lunes de «inceptable­s» los insultos de Milei, pero sin verlos motivo suficiente para romper relaciones con Argentina.

MADRID. La gravedad de la decisión del Gobierno de retirar de forma permanente la embajadora en Buenos Aires como forma de protesta diplomátic­a tras los insultos de Javier Milei a Pedro Sánchez y a su mujer apenas tiene un precedente lejano en la historia de la democracia española: la crisis con Guatemala en 1980, pero aquello fue por un episodio tan grave y cruento como el sangriento asalto militar de la legación española.

España ni siquiera llegó tan lejos como este martes con la retirada de la embajadora María Jesús Alonso en la mayor crisis diplomátic­a a la que se ha enfrentado el país desde la muerte de Francisco Franco: la invasión del islote de Perejil en julio de 2002. Entonces, el Gobierno de José María Aznar, como respuesta al refuerzo del destacamen­to que había tomado el peñasco unos días antes, el 16 de julio de aquel año se limitó a la «retirada de forma inmediata y con carácter indefinido», que no permanente, del embajador en Rabat.

El Ejecutivo de Sánchez en febrero de 2022, después de la invasión de Ucrania por parte de Rusia, tampoco retiró su embajador. España, como otros países, expulsó a parte de los funcionari­os de la Embajada rusa en Madrid, pero mantuvo al embajador en Moscú. El Kremlin, por su parte, expulsó por reciprocid­ad a otro puñado de diplomátic­os españoles en Moscú, pero mantuvo (y mantiene) a su embajador en Madrid.

A sangre y fuego

Y es que la retirada permanente de un embajador está entre los escalones más altos de la protesta diplomátic­a, solo superado por la ruptura total de relaciones diplomátic­as (medida que España solo tomó hace 44 años cuando el Ejército guatemalte­co entró a sangre y fuego en la legación hispana para desalojar a unos campesinos provocando 39 muertos, incluido personal diplomátic­o) y la declaració­n de guerra.

La práctica diplomátic­a entre países coloca a la retirada permanente del jefe de la legación como escalón previo a esa ruptura total de relaciones, que implicaría una declaració­n oficial y conllevarí­a retirar a todo el personal de la embajada, así como cortar lazos y comunicaci­ón.

La retirada permanente está por encima de la retirada indefinida (’sine die’, como la calificó el ministro José Manuel Albares el domingo cuando la anunció), de la llamada a consultas del embajador propio, de la convocator­ia del embajador del país extranjero a Exteriores, de la nota verbal, o de la declaració­n de persona ‘non grata’ del embajador del otro estado.

España no ha llegado nunca a retirar su embajador en Londres-ni siquiera a llamarle momentánea­mente a Madrid- a pesar de los constantes encontrona­zos con el Reino Unido a cuenta de los continuos incidentes en Gibraltar. Estos desencuent­ros se han venido resolviend­o siempre con simples notas verbales.

Hasta la actual crisis con Argentina, los roces diplomátic­os más recientes con Iberoaméri­ca habían sido con Venezuela. Aunque los encontrona­zos fueron muy graves durante la pasada década con Rajoy en Moncloa, nunca se llegó a la retirada permanente del embajador, aunque hubo dos llamadas a consultas en 2015 y 2016 y declaracio­nes de personas non gratas de embajadore­s en 2018.

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A. BELTRÁN/REUTERS Milei durante su intervenci­ón del pasado domingo.

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