Las familias de los rehenes presionan a Netanyahu con grabaciones de los secuestros
Conmoción en Israel tras la difusión de un vídeo que recoge la desgarradora captura de cinco mujeres soldados en el asalto de Hamás del pasado 7 de octubre
ESTAMBUL. Liri Albag, Karina Ariev, Agam Berger, Daniella Gilboa y Naama Levy prestaban servicio en la base israelí de Nahal Oz cuando fue asaltada por Hamás el 7 de octubre. Los terroristas pasaron por las armas a la sorprendida tropa, que apenas tuvo tiempo de reaccionar. Las cinco jóvenes militares fueron capturadas, trasladadas a Gaza y desde entonces permanecen secuestradas por los islamistas. No hay noticias sobre su paradero. Ni siquiera se sabe si viven. Pero entre sus allegados existe la certeza de que viven una «pesadilla indescriptible».
Las familias de los rehenes decidieron publicar ayer un vídeo de su captura como una forma de presión sobre el Gobierno de Benjamín Netanyahu. Lo acusan de haber «abandonado» a los cautivos. Hoy cumplen 230 días en manos de los islamistas y las manifestaciones contra el Ejecutivo por su fracasada gestión de una operación de rescate se han convertido en parte de lo cotidiano. Por eso, los allegados recurrieron a un golpe de efecto. Se trataba de remover las conciencias. Y las imágenes han conseguido conmocionar a una sociedad israelí que todavía padece una permanente impresión de inseguridad, a la que aterra la posibilidad de convertirse un día en una de esas víctimas abocadas a un cautiverio incluso peor que la muerte.
En el vídeo se observa el miedo en los ojos. Se asiste a los esfuerzos de las jóvenes soldados por entablar comunicación con sus secuestradores armados para evitar la muerte. «El desamparo y el terror que se aprecia en las muchachas es desgarrador», dice un miembro de la organización de familias. La grabación ha sido editada para eliminar las peores escenas y la visión de los cadáveres tendidos en el suelo
del inmueble donde las mujeres permanecen retenidas antes de que los milicianos las suban a un blindado con destino a la Franja.
Es la primera vez que estas imágenes se difunden. Fueron tomadas con las cámaras corporales de los terroristas. «La mayoría de las madres no lo han visto. Es muy difícil de ver», afirma Shira Albag, madre de una cautiva. Ella sí ha tenido la entereza de
contemplar y escuchar todas las grabaciones. En la que aparece su hija, Liri, se oye a un terrorista exclamar: «Estas son las chicas que pueden quedar embarazadas».
Una docena de hombres
La violencia latente del secuestro impregna el vídeo. Una soldado permanece petrificada con la mirada perdida. Otra intenta explicarle a un terrorista que tiene un amigo en Palestina. Los captores les ordenan que se callen. Son más de una docena de individuos empuñando armas quienes rodean a las rehenes. Lobos acorralando presas. Vocean. Uno de ellos se dirige a una víctima maniatada: «Eres muy guapa». Se escucha el tableteo de las armas en el exterior. El Ejército cree que son los milicianos disparando a los últimos resistentes de la base.
El asalto se produjo al amanecer. La tropa dormía. Nahal Oz se encuentra a muy pocos kilómetros de Gaza. Los terroristas entraron a bordo de seis blindados. Con metralletas, fusiles, granadas. La mayoría de las soldados fue asesinada en sus barracones. Incluso en los catres. Algunas rehenes aparecen en pijama. Tres de ellas muestran manchas de sangre en la ropa y el rostro. A una le han golpeado en la cara y otra cojea ostensiblemente. «Las imágenes revelan el trato violento, humillante y traumatizante que sufrieron las niñas el día de su secuestro, con los ojos llenos de puro terror», subraya el denominado Foro de Rehenes y Familias Desaparecidas. «El vídeo es un testimonio condenatorio del fracaso del país a la hora de traer a casa a los rehenes. El Gobierno israelí no debe perder ni un momento más. Debe regresar hoy a la mesa de negociaciones», exige la asociación.
Lejos de la frontera
Las Fuerzas Armadas de Israel cuentan con 170.000 miembros en activo y casi 500.000 reservistas en tierra. A finales de la pasada década, más del 35% eran mujeres. Como sus colegas masculinos, a los 18 años son llamadas a filas para el servicio militar. Carecen prácticamente de trabas para adscribirse a cualquier brigada. Se ha hecho célebre la unidad de tanques exclusivamente formada por mujeres que el 7 de octubre abatió a un centenar de milicianos. Su líder, la comandante Michal, reconoció posteriormente que la intervención de los blindados fue clave para proteger a varios kibutz amenazados y cerrar las brechas en la verja fronteriza.
Antes de cumplir 20 años, la mayoría de las reclutas son destinadas a los puestos de observación en la frontera de Gaza. No portan armas. Su misión consiste en controlar los sistemas de vigilancia electrónica y observar continuamente con sus prismáticos. Ellas advirtieron de los movimientos extraños de Hamás antes del atentado, que los mandos israelíes minusvaloraron. Desde la masacre, han pedido no ir a esos puestos. Fue lo primero que arrasaron los milicianos.