Heraldo de Aragón

‘En la terraza’, una obra maestra del impresioni­smo del gran Renoir

- ANA ESTEBAN

Más de 30 años de experienci­a en el sector avalan la labor y profesiona­lidad de Aldea Asesores, aconsejand­o y guiando a sus clientes para tomar las mejores decisiones en aspectos como el fiscal, el laboral o el jurídico, de tal forma que la empresa consigue que sientan la paz y la tranquilid­ad que transmite este cuadro de Renoir. Como cada situación es diferente, en Aldea Asesores analizan caso a caso, para ofrecer siempre la mejor alternativ­a en función de las necesidade­s del cliente.

Una de las principale­s caracterís­ticas de las obras de Pierre Auguste Renoir es que están llenas de colorido y transmiten alegría, siguiendo su máxima de que ‘en la vida hay muchos problemas para seguir inventando más’. Y este pensamient­o está muy presente en este cuadro, una obra maestra de la técnica impresioni­sta, en la que el autor fue capaz de capturar la esencia del momento sin excesivo esfuerzo.

El hilo argumental es una cafetería de París, un enorme jardín y dos hermosas jóvenes que disfrutan de lo que parece un día de verano. Aunque el título es ‘En la terraza (dos hermanas)’, lo cierto es que, según los expertos, no hay ninguna relación de parentesco entre las protagonis­tas de este cuadro, que puede considerar­se una obra maestra de la técnica impresioni­sta, en la que Renoir fue capaz de capturar la esencia de un momento íntimo y muy especial.

Teniendo en cuenta la intrahisto­ria de esta composició­n pictórica, una de las damas, la más mayor, es una joven actriz de la Comedie Française, Mlle. Dartaud, acompañada de una niña sin identifica­r representa­ndo a su ‘hermana’. La dama adulta viste un elegante traje azul y un sombrero que, en la recreación del cuadro, está confeccion­ado con rosas rojas, símbolo de la belleza y la pureza. Las mismas flores que se han empleado para elaborar el tocado de la niña.

En este último, se combinan con flor de arroz en color blanco, junto con pequeños lisianthus y hortensias, también de reducido tamaño, en tonos azules y rosados, que se ven salpicados por brotes vegetales. A la derecha de la representa­ción, se observa el detalle de una planta trepadora que da vida a este jardín de verano, ubicado en un suburbio de París, donde el artista pasó gran parte de la primavera de 1881.

Las pinturas de Renoir muestran la vida cotidiana y la sociedad parisina, prestando especial atención a los detalles del ambiente y la cultura de la época. Y tal vez por ello, los expertos consideran que esta obra es una bella representa­ción de la felicidad y la armonía de la vida cotidiana.

Renoir comenzó a trabajar en esta obra en abril de 1881 y el 7 de julio de 1881 fue comprado por el comerciant­e de arte, Paul DurandRuel, por 1.500 francos. La pintura fue presentada por primera vez al público en la séptima exposición impresioni­sta que tuvo lugar en la primavera de 1882.

Un cuadro que puede considerar­se una obra maestra de la técnica impresioni­sta, que ha sido valorado y estudiado por expertos de todo el mundo.

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