Una cata con más emociones que matices
Fernando Mora habló esta semana de sus vinos y su historia en un curioso encuentro en Zaragoza
El laureado establecimiento Moonlight Experimental Bar, con Borja Insa al frente, organiza periódicamente los Conversatorios y esta semana el invitado especial fue Fernando Mora, master of wine y propietario de Bodegas Frontonio. En el íntimo encuentro desgranó algunas de las hazañas que le ha dejado el proyecto. Fernando era un ingeniero mecánico y eléctrico que, tras una visita a una bodega, cambió su vida. Sus amigos pensaron que la idea de dedicarse al mundo del vino era fruto de las catas. Al poco tiempo estaba elaborando vino en una vivienda del barrio de Valdespartera de Zaragoza. «Cubrí el parqué con un plástico y me puse a pisar», rememora.
Esa historia, que siempre le recuerdan, se convirtió en una bodega en Alpartir que a partir de las variedades de siempre y las técnicas ecológicas consigue un vino que atrae por ser diferente. «No parece de garnacha» es uno de los comentarios más habituales cuando se prueba una copa. «Es como el reguetón de la garnacha, una cosa diferente», lo define con sorna.
Pero no todo ha sido fácil. «Me han dicho que hago vinillos porque son claros, que podo mal...» son algunas de las apreciaciones que ha recibido. Mora ha conseguido poner el nombre de este pueblo de la comarca de Valdejalón y de Aragón en reputados restaurantes de todo el país, con soles y estrellas.
«Es poesía», lo resumió Insa en un momento del Conversatorio. En esta cita se pudieron probar exclusivas referencias, como Bipola, un vino de edición limitada para Moonlight. «Te vi volar, me vi reír y bipolar, me vi llorar», dice en la etiqueta. En este encuentro también se pudo testar Luzbel, un espumoso blanco con mucha chispa. «Está elaborado con una única fermentación, lo que le convierte en un método ancestral», explicó Mora. Este bodeguero transmitió en boca, nariz, vista y también en emoción.