Historia de Iberia Vieja Monográfico
ALFONSO X SANCHO IV, padre e hijo en lucha por la sucesión
EN LA HISTORIA MEDIEVAL de los reinos peninsulares no solo encontramos enfrentamientos furibundos, a muerte, entre hermanastros, sino también entre padres e hijos, como en el caso de Alfonso X El Sabio y su hijo Sancho.
En 1274, el rey Alfonso había señalado a su primogénito Fernando de la Cerda como regente y sucesor suyo. Preparado para gobernar, pronto contrajo matrimonio de conveniencia con la hija del rey francés, doña Blanca de Francia, con la que tuvo dos hijos. Pero la vida iba a ser demasiado corta para Fernando. Sin haber cumplido los veinte años, de la Cerda moría en la actual Ciudad Real en el año 1275.
Las Siete Partidas, el cuerpo normativo que puso en marcha Alfonso X para unificar las leyes en Castilla, modificaban la línea sucesoria. Tradicionalmente, en Castilla, si moría el primogénito, sería el hermano de este de mayor edad el que recibiese los derechos el trono. Sin embargo, según los cambios introducidos por el rey Alfonso, esos derechos corresponderían al primogénito de los hijos del fallecido, es decir, de Fernando de la Cerda.
La valentía de Sancho en las batallas en que había participado habían despertado la confianza de su padre quien, en un primer momento lo designó sucesor. Sin embargo, el poderoso rey de Francia, Felipe III, tío a su vez de los hijos de Fernando, conocidos como los infantes de la Cerda, influyó, casi impuso a Alfonso, que respetase lo escrito en las Siete Partidas y fuesen para el mayor de aquellos, Alfonso de la Cerda, los derechos de sucesión. Sancho se rebeló contra su padre, y fue desheredado. Levantó a buena parte de la nobleza contra Alfonso X, a quien en un primer momento solo se mantuvieron fieles Murcia, Badajoz y Sevilla. Pese a que, antes de su fallecimiento, consiguió recuperar buena parte del terreno perdido respecto a su hijo, tras la muerte de Alfonso, y sin respetar su voluntad, su hijo fue coronado como Sancho IV de Castilla en Toledo, en el año 1284.