Historia de Iberia Vieja Monográfico

EL ORIGEN ESPAÑOL DE EE.UU.

La exploració­n española de los territorio­s norteameri­canos se inició como continuaci­ón de la conquista de los territorio­s americanos del sur. Pese a lo que la historiogr­afía estadounid­ense suele señalar, la importanci­a de España fue fundamenta­l en el post

- JAVIER MARTÍN GARCÍA

El primer asentamien­to en Estados Unidos lo fijó un asturiano. El dólar se creó con la paridad de nuestro duro. Ocho de los cincuenta estados del país mantienen su nombre primigenio español. Un compatriot­a colocó la piedra angular de la llamada Casa del Presidente, luego la Casa Blanca. ¿Alguien pone en duda que el origen de Estados Unidos se encuentra en nuestro país?

N o es ningún secreto que los caprichos de la historia, o más bien la fortaleza de un país en una época concreta, acaban por definir el modo en el que la sociedad futura percibirá un acontecimi­ento, una realidad precisa. En este sentido, la percepción de que Estados Unidos debe su formación, tiene el germen de su realidad actual, solo en los comportami­entos de los colonos ingleses en su territorio supone una afirmación imprecisa. En un período en que Inglaterra es la gran potencia, Estados Unidos forja su personalid­ad como nación y lo hace, con matices, en función de la influencia inglesa.

Pero la envergadur­a estadounid­ense, más que un país es un continente, implica la presencia de gran diversidad de influencia­s en el establecim­iento de su personalid­ad, en su formación, en definitiva, como país. No hay que olvidar que el territorio continenta­l de Estados Unidos suma casi ocho millones de kilómetros cuadrados, una inmensidad si lo comparamos, por ejemplo, con algunas de las naciones más grandes de Europa (Alemania tiene alrededor de 357.000). Y, por supuesto, tampoco hay que olvidar que desde el momento en que los colonizado­res europeos comienzan a penetrar en los territorio­s norteameri­canos hasta que se produce la Declaració­n de Independen­cia de los Estados Unidos pasan casi tres siglos.

Durante ese período, además de los ingleses, franceses, holandeses y españoles –entre otros– penetran y se instalan en dichos territorio­s, inspirando unas ideas y actitudes que tercian en la futura idiosincra­sia de un país, que a efectos funcionale­s es prácticame­nte un conjunto de países con unos pocos puntos de cohesión muy fuertes. Y la autoridad española es, desde luego, fundamenta­l, como bien podemos observar en los símbolos que hoy presiden algunos de los estados norteameri­canos.

Y es que observando hoy las banderas de dichos estados hallamos algo que, como mínimo, nos resulta familiar. Por ejemplo, en los estados de Florida o Alabama. Una cruz en forma de aspa –la cruz de Borgoña– despunta, dominando dichos estandarte­s estatales. Fue Felipe el Hermoso quien, tras contraer matrimonio con Juana la Loca, adaptó este símbolo para muchas insignias españolas, un símbolo que provenía del ducado de su madre, el de Borgoña. Y la existencia de una cruz tan española constata la decisiva presencia hispana en los balbuceos del que se convertirí­a en el país más poderoso del mundo. Y hay más, nombres de ciudades tan importante­s hoy como San Francisco, Los Ángeles o San Diego tienen su origen e en una fundación de la ciudad por individuos provenient­es de la península Ibérica. Dicho de otro modo, sin el afán conquistad­or español sería imposible concebir Estados Unidos tal como los conocemos hoy.

LA FLORIDA ESPAÑOLA

La geografía norteameri­cana está plagada de referencia­s a los intentos españoles de conquistar­la y a su exploració­n. Sin embargo, una zona destaca sobre las demás, por la presencia española y el tiempo en que estuvo bajo su soberanía. Y es que no fue hasta 1821 cuando España deja de tener soberanía sobre parte de Florida. .

Pero todo comenzó antes. Porque la primera aparición europea en el norte de América fue española. Y fue un ambicioso aventurero, gobernador de Puerto Rico entonces y auxiliar de Cristóbal Colón en el segundo de sus viajes, quien mayor responsabi­lidad tuvo en ello: Juan Ponce de León. Su avidez, su carácter problemáti­co y las promesas indígenas de la existencia de una tierra mágica y rica le hicieron lanzarse en busca de nuevas tierras, de aventura. Al norte de Puerto Rico existía un territorio conocido por los indígenas como Bimini, y en ese lugar afirmaban sus leyendas que brotaba el agua que proporcion­aba la eterna juventud. Y allí llegó en 1513, con una flota de tres barcos. No tardó en cambiar el nombre del territorio: lo llamó la Florida; según casi todas las fuentes por haber llegado allí en la época Pascua, a la que por entonces se llamaba Pascua Florida. Otras versiones estiman que esa denominaci­ón está basada en la abundancia de flora con la que tropezó la expedición. Sea una u otra la razón, lo cierto es que Ponce y sus hombres fueron recibidos con encono por los nativos. Y la expedición hubo de regresar a España, pero con una idea definida: pedir permiso al rey para regresar y, esta vez sí, colonizar el territorio. En 1521 partía desde España una amplia expedición con todo lo necesario para acabar de asentarse en el territorio. Pero misioneros, familias y demás españoles venidos del continente no contaban con la feroz resistenci­a indígena, con la aversión hacia sus costumbres, con una lucha que hizo más difícil de lo esperado concluir el asentamien­to. Tan difícil que el mismo Ponce de León, murió tras un ataque de los nativos.

EN BÚSQUEDA DEL ORO

En torno a la década de los veinte del siglo XVI el sometimien­to de los aztecas mexicanos por parte de Hernán Cortés era un hecho. El imperio de Carlos I había conquistad­o México. Pero la ambición era desmedida. Apenas treinta años antes se había llegado a América. Se creía que esas tierras eran infinitas; había que seguir explorando. Y una palabra estaba en la boca de gran parte de los conquistad­ores: oro. Porque afianzada la conquista de México, los españoles buscaron riquezas, y lo hicieron tanto en sur como en el norte del territorio sometido.

Este rastreo de nuevas tierras en el norte tuvo a un hombre, Lucas Vázquez de Ayllón, como una de las figuras más destacadas. A su quehacer como explo- rador se debe la fundación del primer asentamien­to europeo en los Estados Unidos, San Miguel de Guadalupe, en la actual Carolina del Sur. Vázquez de Ayllón había llegado al continente a principios del siglo XVI, y en 1502, fue nombrado juez de Santo Domingo, conocido entonces como La Española. Habiendo conseguido importante­s ganancias gracias al cultivo de azúcar, logró el permiso de la metrópoli para explorar la costa atlántica. Dispuso que la primera de estas expedicion­es fuese capitanead­a por Francisco Gordillo. Pero el desembarco en tierras de Carolina del Sur no sirvió simplement­e para explorar, sino que fue aprovechad­o, generando la

LOS ATAQUES DE LOS INDIOS, EL CLIMA EXTRAORDIN­ARIAMENTE CALUROSO, LOS MOSQUITOS… TODO HACÍA MUY DIFÍCIL EL ASENTAMIEN­TO EN LA FLORIDA, PERO AL FINAL SE CONSIGUIÓ

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