Historia de Iberia Vieja Monográfico
Paraísos en la Tierra... o el mar
Con razón el siglo XVI recibe el nombre de “era de los descubrimientos”. La sed de los españoles, una vez arribaron al Nuevo Mundo, no hizo sino aumentar después de que a oídos de los conquistadores llegara una leyenda de los incas: en medio del océano, había unas islas llenas de oro, nada menos que las minas de oro del rey Salomón. El virrey del Perú encomendó a su sobrino Álvaro de Mendaña la expedición que conduciría al descubrimiento de la isla de Santa Cruz, bajo estas líneas, perteneciente a las Salomón. Al llegar allí, intentó fundar una colonia, pero murió de malaria.
A más de 14.000 kilómetros de distancia de nuestro país, se encuentra el paraíso que vemos sobre estas líneas, cuyo nombre deriva de Carlos II. Los primeros europeos en llegar a estas islas fueron nuestros vecinos los portugueses, pero quienes terminaron asentando su soberanía fueron los españoles que, al llegar a estas islas en su ruta hacia Filipinas y las Indias Occidentales en el siglo XVI, fundaron dos colonias, Santa Cristina de Yap y Santiago de la Ascensión de Ponapé. Finalmente, España se las vendió a Alemania, junto con las Marianas, por 25 millones de pesetas en el año 1899.