Historia de Iberia Vieja Monográfico
Testigo PRIVILEGIADO
El escultor y etnólogo catalán Eudald Serra había llegado a Japón en 1935. Con un trabajo dentro del consulado español en Kobe, Serra permaneció en el país hasta el mismo fin de la II Guerra Mundial, convirtiéndose en un testigo privilegiado del sentir de la población en aquellos años.
Como fielmente pudo observar, los japoneses esperaban que la contienda fuese muy breve, por eso, al ver que se alargaba eran conscientes de que iban a perderla, ya que sabían que su país “contaba con una fuerza importante, pero no como la de Estados Unidos”, según el propio Serra.
Y continúa relatando cómo “el día que el Emperador anunció el final de la guerra todo se paró, hasta los coches y los tranvías. Después todo el mundo se fue a su casa, aceptando la situación, y en ella se encerraron. Quienes no lo aceptaron se hicieron el harakiri. Las autoridades enseguida pusieron en libertad a todos los prisioneros enemigos. No hubo represalias, ni se disparó un solo tiro”.