Historia de Iberia Vieja Monográfico
Vida entre la DESTRUCCIÓN
Los relatos de La nueve están plagados de momentos intensos y de una profunda carga emotiva. Uno de los más destacables sucedió en el pueblo francés de Ecouché.
La batalla por su control fue una tremenda matanza que sacó lo mejor de aquellos republicanos españoles, especialmente cuando la bandera francesa volvió a ondear en la plaza central. Durante las jornadas de lucha, todos habían asistido a la visión sorprendente del cura del pueblo, el abad Verget, recogiendo y enterrando a los muertos de ambos bandos, mientras llevaba a los heridos a la sacristía para atenderlos en la medida de sus posibilidades.
Las bombas y los disparos habían reducido la iglesia casi a ruinas y el abad mostraba una gran consternación por ver la imagen del Sagrado Corazón prácticamente destrozada. Fue entonces cuando los españoles de La nueve, anarquistas y comunistas en su mayoría, decidieron realizar una colecta para que el abad pudiera restaurar la figura.
Agradecido por el gesto, Verget se ofreció a rezar por todos ellos durante una misa antes de que abandonasen el pueblo. “Sé muy bien quiénes sois. Yo quiero celebrar la misa por el reposo de todos los soldados muertos en el combate, por todos, cristianos, judíos, musulmanes y también por los otros. No quisiera que me dejárais solo”, les dijo. Y no lo hicieron. Exceptuando a los soldados de guardia, todos asistieron respetuosamente a la ceremonia.
La nueva figura del Sagrado Corazón presidió el altar principal de la iglesia de Ecouché hasta 1985.