Historia de Iberia Vieja Monográfico
De armas tomar
EL SOLDADO DEL TERCIO ESPAÑOL era reclutado en la Península, cuando un capitán, autorizado por el rey y por el maestre de campo del tercio que se iba a formar, plantaba la bandera en un pueblo para crear su compañía. Allí el recluta se alistaba como voluntario, atraído por la perspectiva de la paga, los ascensos, la aventura, y quizá hacer fortuna en algún saqueo. Una vez comprobadas sus aptitudes físicas por el veedor, recibía una primera paga para poder equiparse, o como premio si ya estaba equipado. Formada la compañía, esta marchaba por mar hasta Italia, donde los bisoños pasaban a realizar tareas de guarnición en los presidios durante por lo menos un año, siendo convertidos en soldados. Una vez curtidos, eran mandados generalmente a Flandes, donde se convertían en tropas veteranas. A diferencia de otras naciones, en España se creó un sistema de perfeccionamiento del soldado de varios años de duración.
La tropa, formada en gran parte por pequeños hidalgos, era muy orgullosa y aunque aceptaba los castigos corporales, estos debían hacerse con el acero y no con la madera. Cuando se producían retrasos en las pagas, el infante español, a diferencia de los de otras naciones, nunca se amotinaba antes de la batalla o el asedio, sino después de ella. Por otro lado, los motines se hacían siempre con orden. En cuanto al saqueo, sorprendentemente, consistía en negociar con el alcalde de una ciudad tomada la cantidad que se debía pagar a la tropa, y era el propio alcalde el que realizaba la colecta entre los vecinos. Sin embargo, en ocasiones como el famoso saco de Amberes de 1576, con retrasos de hasta 30 meses, los tercios se desbandaron y torturaron a la población civil. Otras veces el saqueo violento era permitido, como los que autorizó el Duque de Alba para convencer a las ciudades rebeldes holandesas a volver al dominio español.