Historia de Iberia Vieja Monográfico
TERCIOS
el primer ejército moderno de la historia
Los tercios se han visto salpicados por la misma leyenda negra que ha maniatado la figura de Felipe II. Fue su padre quien creó este regimiento en 1534, dentro de una profunda renovación del ejército con la que pretendía reforzar la presencia española en el Mediterráneo. Inspirados en las primeras legiones romanas, su estructura mudó a lo largo del tiempo y hay quien sostiene que su nombre proviene de las tres armas fundamentales que emplearon, arcabuz, pica y mosquete.
Los Tercios españoles configuraron la primera infantería moderna de la historia. Se inspiraron en las legiones romanas. Recorrieron toda Europa expandiendo y defendiendo el imperio en escenarios como Italia, África, Flandes, Francia, Portugal, Alemania e incluso Hungría. Obtuvieron todo tipo de victorias a lo largo del siglo XVI y hasta mediados del XVII, convirtiéndose en el germen de los futuros regimientos, batallones y brigadas de los que se componen actualmente todos los ejércitos del mundo.
Durante mil años, desde la caída del imperio romano hasta finales de la Edad Media, la caballería fue la reina de los campos de batalla. El redescubrimiento del estribo y la llegada de las migraciones bárbaras procedentes de las estepas euroasiáticas, lugares idóneos para la cría de caballos, hicieron que el jinete superara finalmente a la infantería pesada romana, organizada en legiones. El jinete era un guerrero de élite que requería un equipo carísimo, como varios caballos, una armadura y un entrenamiento que podía durar toda la vida, pero aunque por ello su número era escaso, su calidad era muy superior a la del infante
EL RESURGIR DE LA INFANTERÍA
Sin embargo, la infantería podía imponerse a la caballería si se lograba contar con recursos suficientes como para equipar un número elevado de soldados. Así, la masa de infantes, muy superior en número a los jinetes, una vez entrenados como luchadores colectivos (y no individuales, como los caballeros) y protegidos bajo un bosque de lanzas, podían detener la carga de los jinetes. Equipar a esta masa de infantes exigía realizar registros de ciudadanos, almacenes de armamento, funcionarios para realizar las levas, organización de convoyes y depósitos de suministros para alimentarlos, todo ello presente con la estructura burocrática del imperio romano. Sin embargo, en cuanto el régimen imperial se resquebrajó por las guerras civiles entre diferentes familias por el control del imperio, y cuando la presión fiscal era tan grande que las gentes abandonaban las ciudades para volver al anonimato del campo, la infantería dejó de funcionar eficazmente y fue derrotada por las élites de una caballería bárbara renacida.
No obstante, a finales del siglo XIII los estados feudales europeos empezaron a convertirse en incipientes estados modernos al desarrollar sus instituciones tributarias y su funcionariado, y al contar con las primeras financiaciones bancarias, lo que facilitó el equipamiento de las formaciones masivas de ciudadanos lanceros, especialmente en las zonas urbanas donde la administración era más sencilla y eficaz. De este modo, en el siglo XIV los lanceros triunfaron en Stirling y Bannockburn sobre la caballería inglesa; en Courtrai sobre la
QUIZÁ SIN SABERLO, EL GRAN CAPITÁN HABÍA REPRODUCIDO LA ESTRUCTURA DE LA LEGIÓN ROMANA, FORMADA POR 5.000 SOLDADOS
caballería francesa; en Laupen sobre los jinetes alemanes; o los arqueros ingleses sobre la caballería francesa en Crecy, Poitiers y Azincourt en los siglos XIV y XV. Finalmente, la propia caballería castellana fue derrotada en Aljubarrota y en Nájera frente a portugueses e ingleses.
LA INFANTERÍA ESPAÑOLA
En España, la reconquista llevaba un parón de casi dos siglos motivada por las guerras civiles entre nobles y reyes, que hizo que la infantería retrasase su aparición, ya que era más útil un jinete acorazado que pudiera desplazarse a gran velocidad por todo el reino para someter los focos de rebelión que pudieran surgir, que una lenta masa de soldados a la que congregar. Sin embargo, con la consolidación de la monarquía con los Reyes Católicos se retomaron las campañas de la reconquista con la guerra de Granada, en las que el objetivo no era vencer al enemigo sino conquistar y colonizar todas y cada una de sus ciudades y fortalezas. Con ello, en España resurgió la guerra de asedio, en la que el infante y la artillería eran más útiles que el jinete, y nuestro país se puso a la altura de las demás potencias europeas, en las que el modelo de infantería de piqueros suizos era el predominante.
España también siguió el modelo de piqueros suizo, pero nuestra experiencia en guerra de asedio hizo que se valorasen otras armas como las espingardas y más tarde los arcabuces. Aunque un arquero podía disparar 6-10 veces por minuto frente a 1 o 2 de los tiradores españoles, sin embargo el arquero tenía un poder de penetración y distancia de fuego menor, y era mucho más fácil entrenar a un tirador que a un arquero. Con ello, en las guerras de Italia, Gonzalo Fernández de Córdoba en 1495 tuvo la genial idea de mezclar en un solo cuerpo de 5.000 soldados de infantería a piqueros, infantes con escudo y