Siglo XV: Cuando el ladrillo se hace arte
El castillo de Coca (Segovia)
Sobre una explanada de la zona escarpada de un meandro del río Voltoya, afluente del Eresma, en las afueras de la villa de Coca, Segovia, se encuentra el bello castillo que lleva el nombre de dicha villa. Construido en el siglo XV, es uno de los mejores exponentes de la arquitectura gótico-mudéjar española y está declarado Monumento Nacional.
El que ve el castillo por primera vez queda asombrado por la armonía de sus líneas, la belleza de sus formas y la originalidad de su construcción. Está hecho casi íntegramente de ladrillo, que también fue utilizado como elemento decorativo. Solo aparece piedra en saeteras, troneras, columnas, balaustradas, arcos, puertas y algunos pisos. El gran uso del ladrillo se debió a la abundancia de arcilla en la zona para fabricarlo y de madera para cocerlo.
Resalta la belleza de sus muros y salas con restos de azulejos, y con estucos y pinturas figurativas y geométricas en blanco, azul y negro, constituyendo uno de los mejores conjuntos de pintura mudéjar de España.
Otra de las características del castillo, que lo diferencia de otras fortalezas, es que en lugar de encontrarse en lo alto de un monte o un cerro, se encuentra en una explanada, rodeado de un amplio foso seco que nunca tuvo agua, excavado en el cauce de otro foso anterior de defensa.
SU HISTORIA
En el año 1439, Coca fue cedida por la Corona de Castilla a Íñigo López de Mendoza, marqués de Santillana, quien en 1451 la permutó por la villa de Saldaña con Alonso de Fonseca y Ulloa, obispo de Ávila. En 1453, Alonso de Fonseca obtuvo del rey Juan II de Castilla permiso para levantar el castillo, aunque su construcción no se empezó hasta varios años después. Al tener que ausentarse de Coca, Alonso cedió en 1460 los derechos de la villa a su hermano Fernando de Fonseca, que los ejerció hasta su muerte en 1463. Alonso falleció en 1473 siendo arzobispo de Sevilla, y Coca fue heredada por su sobrino, Alonso de Fonseca y Avellaneda, hijo de Fernando, que llevó a cabo la construcción de la mayor parte del castillo, hasta quedar prácticamente listo en 1496. A partir de entonces fue residencia palaciega y escenario de grandes fiestas, a las que asistieron notables personalidades.
En 1502, los Reyes Católicos se aseguraron de que en caso de muerte de Alonso, el castillo pasase a su hermano Antonio Fonseca. Y al año siguiente, la reina Isabel decretó que los herederos de la villa de Coca solo podrían ser varones, con lo que eliminó la posibilidad de que el castillo fuese heredado por una de las dos únicas hijas de su dueño. Por estas razones, a su muerte en 1505, Coca pasó a su hermano Antonio de Fonseca, capitán de los Reyes Católicos.
En 1512 trabajaron en el castillo alarifes sevillanos (maestros de obras), que posiblemente fueron los artífices de muchas de sus decoraciones. En represalia por el incendio de Medina del Campo a manos de tropas de Antonio de Fonseca, los comuneros lo atacaron en 1521, pero al no poder acceder al castillo, llevaron a cabo la destrucción de la cercana fortaleza de Alaejos. En 1645, fue prisión del duque de Medina-sidonia, Gaspar Pérez de Guzmán, acusado de haberse proclamado rey de Andalucía. Y más adelante, por casamientos, el castillo pasó a ser propiedad de la Casa de Alba.