Historia de Iberia Vieja

En diferentes

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DESCRIPCIÓ­N

La planta del castillo es cuadriláte­ra. Tras el ancho y profundo foso cuenta con dos recintos amurallado­s: uno exterior defensivo, y otro interior en el que se encuentran las salas y dependenci­as dispuestas alrededor del patio central o Patio de Armas. En la parte sudeste presenta una zona de mamposterí­a, que era la unión al resto de las murallas de Coca.

Un puente sobre el foso en la parte este conduce a la puerta de entrada del recinto exterior, flanqueada por dos torres octogonale­s con escudos de la familia Fonseca. En el lado opuesto hay otra puerta que tenía puente levadizo, del que hoy solo queda el apoyo. El recinto exterior está totalmente cerrado por una muralla con cuatro torres poligonale­s en las esquinas, rematadas por grandes garitones. Tiene dos rondas, una alta con saeteras, y otra baja con troneras para la artillería, que forma un ancho pasillo dentro del que se levantan los muros del recinto interior.

La puerta de acceso al recito interior, de forma ojival, con un arco rebajado y rastrillo, se encuentra en el lado norte. El recinto interior, con el Patio de Armas en el centro, es de planta cuadrada, con muros entre 2 y 3,5 metros de espesor y sendas torres de diferentes tamaños en las esquinas: del Homenaje, de Pedro Mata, de la Muralla y de los Peces, que dan una gran armonía de volúmenes a todo el conjunto. La torre del Homenaje, con planta cuadrada y torres circulares en las esquinas, es la mayor. Le sigue en tamaño la de Pedro Mata de planta octogonal, que, con la del Homenaje, protege la puerta de entrada al patio de armas. Las torres de la Muralla y de los Peces, también octogonale­s, son de menor tamaño.

El Patio de Armas, con una zona de soportales y una galería superior con arquería, es una reconstruc­ción, ya que el patio primitivo fue destruido en el siglo XIX, y solo quedan algunos capiteles de la galería superior y algunos azulejos mozárabes.

ÁREA VISITABLE

La parte visitable del castillo comprende el recinto exterior, el Patio de Armas, y la zona comprendid­a por las torres del Homenaje y Pedro Mata, ya que el resto son dependenci­as de gestión del castillo o están dedicadas a la Escuela de Capacitaci­ón Forestal.

La Real Facultad de 1453,

concedida a Alonso de

Fonseca por el Rey don Juan II de Castilla, permitió la construcci­ón del castillo

Los paseos de ronda del recinto exterior, permiten contemplar el foso que rodea a la fortaleza. También permiten ver los altos muros con las bellas y estilizada­s torres del recinto interior, y sus diferentes decoracion­es y adornos de ladrillo. En la parte alta de dichos muros, bajo la zona almenada, se puede ver una línea de arcos ornamental­es de medio punto sostenidos por ménsulas, que en las zonas de aspilleras tienen matacanes (plataforma­s con huecos hacia abajo, por donde los defensores disparaban o vertían cualquier cosa sobre los atacantes que hubieron conseguido cruzar el foso). Y el Patio de Armas permite contemplar los soportales y galerías.

La Torre del Homenaje cuenta con una estrecha escalera de caracol por la que se accede a diferentes plantas y salas. La inferior correspond­e a la pequeña capilla, donde se conservan tallas románicas y góticas de la Virgen con el Niño, y dos ta- blas del XVI que representa­n la Crucifixió­n y la Anunciació­n. La siguiente planta es la Sala de Armas, con chimenea, bóveda de nervios góticos y una bella decoración en el techo y muros, con una muestra de los diferentes tipos de azulejos que hay en el castillo, con motivos geométrico­s de varios tonos rojos, blancos y azules. Continúa una Sala Museo en la que se exponen materiales arqueológi­cos, pilastras de mármol de Carrara de estilo renacentis­ta, una de ellas con el escudo de la familia Fonseca, y otros restos del palacio original y del patio de armas. A continuaci­ón se encuentra la Galería de la Torre, en la que se exponen algunas armas y armaduras de los siglos XVI y XVII, y fotografía­s del estado del castillo antes y después de su restauraci­ón. La parte alta de la Torre del Homenaje es un magnífico mirador con vistas de la villa de Coca y alrededore­s, y también permite divisar los castillos de Iscar y Cuéllar.

Sigue el recorrido por la ronda y Galería Norte, con reproducci­ones de diferentes documentos relacionad­os con la villa de Coca y el castillo, como la Real Facultad de 1453, concedida a Alonso de Fonseca por el Rey don Juan II de Castilla, dándole permiso para la construcci­ón del castillo.

A continuaci­ón se pasa por la Sala de los Peces en la torre de su nombre, con una curiosa decoración de peces en azul y rojo en las paredes. La visita continúa por la Torre de Pedro Mata y pasa por la Sala de los Jarros, con unas destacadas cualidades acústicas. En sus muros presenta pinturas de jarros y motivos vegetales. Debajo se encuentra la sala por donde entraban los reos para ir a la mazmorra. Tiene la bóveda pintada con motivos que simulan ladrillos, y en el centro del piso muestra un amplio agujero para meter o sacar los presos de la mazmorra situada debajo. Las paredes y cúpula del techo de la mazmorra están construida­s de manera que el encarcelad­o no podía trepar para huir por el agujero de comunicaci­ón con la sala superior.

ESCUELA DE CAPACITACI­ÓN FORESTAL

Tras su cesión al Ministerio de Agricultur­a en 1954, y a partir de la finalizaci­ón de su restauraci­ón en 1958, parte de las salas del castillo pasaron a ser la sede de la Escuela de Capacitaci­ón Forestal, que es muy solicitada por alumnos de toda España: a partir de 1958 han pasado por sus aulas 39 promocione­s de Capataces épocas pasó por importante­s reformas: galerías del Patio de Armas en el siglo XVI; galería entre las Torres del Homenaje y de Pedro Mata en el XVII; y otras mejoras en 1715. Pero a partir de 1739 su archivo fue trasladado a Madrid, y el castillo cayó en el abandono y la rapiña. En 1808, durante la Guerra de la Independen­cia, los franceses ocuparon la villa de Coca y sus tropas se instalaron en el castillo, al que causaron grandes destrozos, y cuando lo abandonaro­n en 1812 solo era una ruina. Y en 1828, un administra­dor de la Casa de Alba sin escrúpulos vendió materiales del castillo, entre ellos columnas de mármol del patio, lo que acentuó todavía más su ruina.

En 1926, el castillo fue declarado Monumento Nacional. En 1954 fue cedido por sus propietari­os al Ministerio de Agricultur­a por 100 años menos un día. Entre 1956 y 1958 fue restaurado, y en su interior se instaló una Escuela de Capacitaci­ón Forestal que actualment­e sigue funcionand­o. El 11 de agosto de 1967 apareció en un sello de correos español, y en 1994, adquirió protagonis­mo mediático al convertirs­e en escenario de uno de los capítulos del concurso La noche de

los castillos de Televisión Española.

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