Cuando nos zambullimos en los escritos del francés comprobamos
que España, como nación, le importaba muy poco. Tal vez nada
VOLTAIRE, ESPAÑA Y LA INQUISICIÓN
Durante dos siglos, el francés fue considerado un apestado en la península Ibérica. Su obra solo era reconocida durante efímeros periodos de luz liberal, culta, en mitad del nubarrón de intolerancia clerical española. Poco nos pueden interesar las invectivas contra un genio. Sin embargo sí debe encender nuestra curiosidad la visión que del alma española podría cultivar Voltaire.
Y cuando nos zambullimos en los escritos del francés comprobamos que España, como nación, le importaba muy poco. Tal vez nada. Sus primeras referencias aparecen cuando ya es un septuagenario, diez años antes de su muerte. De hecho, en su Diccio
nario filosófico ni tan siquiera encontraremos la palabra “España” y las referencias que podemos examinar en el resto de su obra aparecen ligadas con un ente que llegaría a obsesionarle: la Inquisición.
En este sentido, dedica uno de sus más extensos artículos a ésta, enlazándola al conde de Aranda. Puede deducirse que nuestro país solo constituiría para el parisino el apéndice de una obsesión: el Tribunal del Santo Oficio.
LOS CONSEJOS DE D´ALAMBERT
Tal vez Voltaire jamás habría escrito sobre nuestro país, de no haber recibido la siguiente misiva de Jean Le Rond d´alembert, datada en París el 5 de abril de 1768:
Mi Querido y viejo amigo: Tengo un favor que pediros que deseo vivamente no me lo neguéis… Hay aquí un español de gran nacimiento y del mayor mérito (marqués de Mora), hijo del embajador de España en la corte de Francia y yerno del marqués de Aranda que ha expulsado a los jesuitas de España.
Como veis, este joven señor está bien emparentado, pero este es su menor mérito. He visto pocos extranjeros de su edad que tengan un espíritu más justo, más neto, más cultivado y más ilustrado. Estad seguro que por muy joven, por muy señor, por muy español que sea, no exagero absolutamente nada. Está preparando su regreso a España, y es completamente natural que pensando como él piensa, desee veros y hablar con vos. Sabe que estáis solo en Ferney y que queréis estar solo; sin embargo, no quiere en modo alguno incomodaros… Lo que os dirá sobre España seguro que os agradará. Está destinado a ocupar un día grandes puestos, y puede hacer en España un gran bien.
Debo añadiros que con él irá otro joven señor español, llamado el duque de Villa Hermosa…
Os garantizo que cuando le hayáis conocido me agradeceréis el hebéroslo dado a conocer… Adiós mi querido maestro. Portaros bien y amadme siempre.