EL QUIJOTE APÓCRIFO
El gran libro mancillado de nuestro deslumbrante Siglo
de Oro, El Quijote Apócrifo, es publicado ahora por Cátedra en una brillante edición llena de notas exquisitamente prologada por Alfredo Rodríguez López-vazquez. No sin cierta razón, pues la intencionalidad del libro en un principio fue continuar el éxito de la primera parte de El ingenioso hidalgo don Quijote de
La Mancha, de Miguel de Cervantes, antes de que este se decidiera a publicar la segunda y evidentemente sin su consentimiento, el Apócrifo fue defenestrado por los críticos literarios y por una sociedad que hizo de Cervantes su buque insignia literario –aunque como casi siempre sucede, solo tras su muerte casi en la miseria–. No obstante, en su tiempo el Quijote
Apócrifo gozó de cierta celebridad, pues sería reimpreso, pero pasaría al olvido décadas después. Sin embargo, aquella obrita en principio menor –aunque con una extensión considerable–, que fue firmada por un tal Alonso Fernández de Avellaneda, desconocido, aunque no llegaba a alcanzar la cota literaria del “Manco de Lepanto”, evidenciaba un dominio del lenguaje y el arte de la escritura soberanos de su misterioso autor. Mucho se ha escrito y dicho sobre Avellaneda: que si se trataba del escritor y soldado Jerónimo de Pasamonte, que habría luchado en Lepanto junto a Cervantes, su antagonista, o el poeta Pedro Liñán de Riaza, e incluso, rizando el rizo, Lope de Vega, Tirso de Molina, Quevedo o Ruiz de Alarcón, e incluso ¡el propio Cervantes!, pero lo cierto es que a día de hoy, cuatro siglos después de la publicación de este Apócrifo, su auténtica identidad sigue en el anonimato. Las desventuras de Alonso Quijano, aunque no firmadas por el hombre que creo su triste figura, son dignas de mención en el vasto universo literario del Siglo de Oro español. Un libro que sería rescatado del olvido en el siglo XIX y que ahora ya forma parte de las obras importantes del periodo más brillante de nuestra literatura. Un texto que, publicado en 1614, obligaría a Miguel de Cervantes a apresurarse a publicar su magnífica segunda parte del Quijote apenas un año después, lo que acabó por minar su delicada salud. Como atractivo añadido, en la minuciosa y extensa introducción a este libro se aporta, además, el nombre de otros dos autores, hasta ahora no contemplados por la crítica, que presentan un porcentaje muy elevado de identidad de usos léxicos con el texto de Avellaneda. Quizá algún día sepamos la auténtica identidad de su versado autor./
El Quijote Apócrifo Alonso Fernández de Avellaneda Cátedra. 569 páginas 15,60 euros