JUICIO POPULAR A LA MASACRE
En noviembre de 1813, dos meses después de la destrucción de la ciudad, los donostiarras supervivientes celebraron un juicio popular para tratar “sobre la atroz conducta de las tropas británicas y portuguesas en esta ciudad el 31 de agosto de 1813 y días sucesivos”, según se lee en las actas custodiadas en el Archivo Municipal de San Sebastián. El juicio se inició el 2 de noviembre y en él intervinieron 79 personas, que fueron dando testimonio hasta la conclusión de las jornadas, el 22 del mismo mes. Para agilizar las diligencias, se creó un cuestionario con 9 preguntas a las que los testigos debían responder y que versaban, principalmente, sobre quiénes fueron los autores del incendio y cuántas personas habían sido muertas o heridas y por quiénes, aliados o franceses. Entre los relatos que se escucharon, algunos tan impactantes como el aportado por el oficial de Correos, José María Estibaus: “Luego que entraron las tropas aliadas, empezaron a derribar las puertas de las casas que estaban cerradas (…) Se apoderaron de las personas para obligarlas a que diesen dinero. Algunos infelices que dieron poco, porque no tenían más, fueron maltratados a culatazos y pinchados con las puntas de las bayonetas sin hacerles graves heridas (…) Pues que otros, más coléricos e inhumanos, saludaron con balazos a los que abrieron las puertas”. Casi todos los relatos hablaban de violaciones y asesinatos a sangre fría, incluyendo mujeres y niños. “La crueldad llegó a tanto, que entre dos llegaron a coger a un niño de tres años de edad, queriéndolo partir en dos piezas, habiéndolo hecho si no llega a mediar otro soldado más racional que desarmó a sus camaradas”, llegó a escucharse en la sala.