LA NUEVA NOVELA DE MARÍA DUEÑAS
Segunda novela de María Dueñas, escritora que ha protagonizado uno de los bombazos editoriales de los últimos años, El tiempo entre costuras. En esta ocasión, la acción se traslada a EE.UU., donde la protagonista, una profesora universitaria, hace acopio
Tras el espectacular éxito de El tiempo entre costuras, con más de un millón de ejemplares vendidos en España y traducida ya a más de veinte idiomas, María Dueñas (1964) publica su segunda y esperada novela. Misión olvido no supone ningún cambio brusco en su concepción de la literatura: entretenimiento, una pasión humana, interesantes tramas secundarias y, por qué no, unas gotas de melodrama y romanticismo.
Blanca Perea es una profesora de universidad que ha sufrido un importantísimo revés en su vida. Casada, con dos hijos ya con los estudios terminados, es abandonada por su marido, que se ha enamorado de una mujer más joven que ella de la que, además, está esperando un hijo. Para poner tierra por medio y enfrentarse a un nuevo futuro, Blanca decide solicitar una beca en una universidad extranjera, cuanto más lejos de casa mejor.
A las pocas semanas se traslada a la Universidad de Santa Cecilia, en California, donde tiene que poner orden el legado de un antiguo profesor, Andrés Fontana, de origen español, fallecido hace ya más de treinta años. Blanca se entrega a su tarea con pasión, con el fin de que el trabajo intenso y el paso del tiempo sean la mejor terapia para las cicatrices de su alma.
Andrés Fontana se trasladó a Estados Unidos para estudiar un curso, pero cuando estaba a punto de regresar a España estalló la Guerra Civil y, hombre solitario y sin familia, decidió quedarse para siempre en Estados Unidos. La novela cuenta su vida especialmente hasta ese trascendental viaje; el resto, hasta su muerte, va saliendo a retazos gracias a las investigaciones de Blanca y a la relación con antiguos compañeros del profesor, de manera especial con Daniel Carter, discípulo de Andrés, a quien un viaje a España para investigar sobre la obra del escritor exiliado Ramón J. Sender acaba por cambiar la vida.
Los últimos años de Fontana estuvieron dedicados a investigar sobre las misiones fundadas por los franciscanos en la Alta California; Andrés intuye que en las fundaciones llevadas a cabo en lo que hoy se conoce como El Camino Real falta una, que él llama Misión Olvido, y cuya ubicación puede tener algo que ver con el parque de Los Pinitos, un antiguo parque donde, con la oposición de los vecinos y de la propia Universidad, quieren levantar una gran superficie.
Blanca realiza su trabajo de una manera distante; tampoco se implica mucho, al principio, en la vida universitaria ni fomenta ningún tipo de relación social a su alrededor. Sin embargo, poco a poco, las dudas e incógnitas de la vida de Fontana, su periplo personal, su destino, sus ideas, lo que ha vivido... rompen el caparazón de Blanca hasta identificarse con el alma de ese personaje. A la vez, algunas dudas sobre su existencia empiezan a clarificarse gracias al apoyo de Carter, quien también arrastra una vida con sus problemas sin resolver. La amistad con Daniel y Rebecca Cullen, que también trabaja en la Universidad, arrastran a Blanca a salir de sí misma y a intentar olvidarse de sus problemas.
La novela alterna el relato en primera persona de Blanca con una narración en tercera persona que cuenta retazos de las vidas de Fontana y Carter. Al final de una serie de aventuras que acaban por dejar profunda huella en su alma, Blanca entiende que su vida, a pesar del hachazo personal que ha sufrido, merece pasar página.
El tema principal es, pues, la actitud de Blanca ante los cambios que se han dado en su vida. A superar esta situación contribuye la investigación que realiza sobre la vida de Fontana y el conocimiento de Daniel, con las ramificaciones tanto universitarias como personales que provocan estos sucesos. La novela tiene como ambientes y personajes los propios de un campus, aunque a la autora le interesa sobre todo el lado humano de todo ello; también tiene interés la peripecia en torno a las misiones franciscanas, un asunto histórico poco conocido que la autora reivindica para asumir el pasado.
A la vez, en el relato de la vida de Andrés la autora hace una incursión, muy doméstica y social, a la España de los años 30, y, con la peripecia profesional y sentimental de Daniel Carter, un retrato sociológico y muy tópico de la España de los cincuenta, la presencia de las bases norteamericanas en la Península, un acercamiento a la labor de los exiliados españoles, el trabajo de los hispanistas en las universidades norteamericanas y una aproximación a la obra del escritor Ramón J. Sender.
La autora maneja un estilo sencillo, funcional y didáctico. A diferencia de El tiempo entre costuras, quizás la trama no sea tan directa y clara y eso puede llevar a dudar sobre cuál es el hilo conductor de la novela; algunas historias secundarias –como el viaje a España de Carter– las trata la autora con una excesiva prolijidad, mientras que otros aspectos que merecían un mayor detallismo y aclaración apenas son descritos. Desde el punto de vista estructural, la novela resulta débil e hinchada en exceso, sobre todo en la primera parte, la más floja, aunque poco a poco la principal intriga, la relacionada con el devenir del mundo interior de Blanca, acabe por focalizar mejor la novela. Desde el punto de vista sentimental, la autora se mueve en ocasiones en una red de relaciones superficial, sin llegar a penetrar con profundidad en la vida interior de los personajes.