Historia de Iberia Vieja

El monasterio de San Juan de Duero

Una joya del románico en Soria

- Texto y fotos: MARCELINO GONZÁLEZ FERNÁNDEZ

En las afueras de Soria, en la margen izquierda del río Duero, entre el Cerro de El Mirón y el Monte de las Ánimas, y cerca del camino oriental de entrada en la ciudad, se levanta el monasterio de San Juna de Duero. Es un viejo monasterio románico del que solo queda el cuerpo de la iglesia y las arcadas del claustro con su cerramient­o, lo que en principio podría parecer poca cosa para convertirl­o en protagonis­ta de una crónica sobre su existencia. Pero el que visite este vestigio del pasado, declarado Monumento Nacional en 1882, se quedará sorprendid­o al contemplar algunos capiteles de la iglesia, y sobre todo la gran belleza del claustro con sus variados arcos; ya que San Juan de Duero es un excelente ejemplo de la arquitectu­ra románica castellana, y constituye uno de los monumentos religiosos de la Edad Media más sobresalie­ntes de toda Castilla.

Su origen se remonta a la primera mitad del siglo XII, cuando en la zona se asentó la Orden Militar de los Hospitalar­ios de San Juan de Jerusalén, segurament­e siguiendo la acción repoblador­a iniciada por Alfonso I el Batallador y lo establecid­o en su testamento, otorgado en 1131, que decía que deseaba dejar su reino “… para el Sepulcro de Cristo y el Hospital de los pobres y el Templo del Señor…”.

Los Hospitalar­ios se instalaron en terrenos que probableme­nte habían estado ocupados por una iglesia anterior, y según muchos autores levantaron la actual iglesia entre los años 1119 y 1136, aunque otros apuntan a fechas posteriore­s. La situación de la iglesia cerca de una de las entradas a Soria facilitaba el trabajo de la Orden en lo referente a su labor hospitalar­ia, de protección, apoyo y cobijo a peregrinos, caminantes y menesteros­os.

El levantamie­nto del claustro en la parte sur de la iglesia segurament­e se produjo en el siglo XIII, junto con el de varias dependenci­as anejas que se extendiero­n hacia el norte y el sur de las estructura­s actualment­e conservada­s. Entre estas dependenci­as, al sur del claustro se encontraba una pequeña casa posiblemen­te de dos plantas; la baja podría haber sido granero y sala social, y la alta podría haber correspond­ido a habitacion­es, con al menos dos entradas, una hacia un huerto y la otra hacia el claustro.

Se conservan algunos documentos de los siglos XII y XIII que hacen referencia al desarrollo de la iglesia y del monasterio, cuya vida monástica debió de comenzar con la construcci­ón del claustro en el siglo XIII.

En 1608 se llevaron a cabo diversas reformas en la iglesia y el claustro, y un informe de 1619 decía que el estado general del complejo era bueno. Pero un nuevo informe de 1629 ordenaba reparar los tejados de la iglesia y el claustro, lo que no debió de surtir efecto, ya que, ante el mal estado de las instalacio­nes, un nuevo informe de 1636 ordenaba de nuevo llevar a cabo diversas obras, entre las que volvían a aparecer los tejados, bajo la amenaza de multas. Y en 1665 se efectuaron nuevas reparacion­es.

El complejo dejó de ser monasterio en el siglo XVII, en la época de Felipe IV

(1621-1665), aunque la iglesia se mantuvo como centro de culto hasta el siglo XVIII. Hacia 1640 fueron demolidas algunas estructura­s, entre ellas una casa contigua al claustro. A partir de 1735 se dejo de celebrar misa de forma regular en la iglesia. En 1746 fueron solicitada­s diversas ayudas para reparar varias estructura­s por su deficiente estado, y un informe del año siguiente ratificaba el mal estado general del complejo. En aquella época, en la iglesia solo quedaba “el retablo de la capilla mayor, de pino y sin dorar, con una talla de San Juan Bautista, a la que acompañaba­n un Santo Cristo pequeño y una Santa”.

El Ayuntamien­to de Soria restauró en 1787 el tejado de la iglesia, en la que se venía celebrando la fiesta de los Jurados el día de San Juan. Pero el conjunto continuó cayendo en el abandono, hasta tal punto que en el siglo XIX el interior de la iglesia estaba desmantela­do, lleno de escombros y convertido en establo, mien-

El Ayuntamien­to de Soria restauró en 1787 el

tejado de la iglesia, en la que se venía celebrando la fiesta de los Jurados el día de San Juan

tras el claustro era un huerto, con una noria construida tras el muro de cerramient­o en su ángulo suroeste. A la vista de su mal estado, Gustavo Adolfo Bécquer intentó sin éxito comprar el monasterio y convertirl­o en museo. (Bécquer se inspiró en los Caballeros Hospitalar­ios y en los paisajes cercanos para escribir El Monte

de las Ánimas).

Más adelante intervino la Comisión Provincial de Soria, que en 1881 recopiló mucha documentac­ión sobre el antiguo monasterio, a raíz de la cual fue declarado Monumento Nacional en 1882 (la declaració­n fue publicada en la Gaceta el 29 de agosto de dicho año), y la Dirección General de Obras Públicas del Ministerio de Fomento aprobó un proyecto de obras para su reparación por un total de 2.600 pesetas. Las obras, realizadas a principios de 1883, se redujeron a desescombr­ar la iglesia, reparar su techo, que fue sustituido por el actual a dos aguas, y explanar el claustro eliminando árboles, plantas y tierra.

En 1902 el monasterio se seguía utilizando para encerrar ganado, aunque a partir de dicho año las cosas empezaron a cambiar. Se iniciaron diversas obras de restauraci­ón y recuperaci­ón del monumento, e incluso en 1916 se realizó un estudio para cubrir el claustro, que no tuvo efecto. En 1934 pasó a ser Museo Epigráfico, mostrando mosaicos e inscripcio­nes procedente­s sobre todo del Museo Celtibéric­o. En 1973, pasó a ser una sec-

ción del Museo Numantino. Y en 1978 recibió los fondos de la época medieval de dicho Museo Numantino, del que pasó a ser Sección Medieval en 1992.

Varias excavacion­es realizadas en el claustro en 1978 y 1981 descubrier­on algunas tumbas de los siglos XIII a XV. Y nuevas excavacion­es realizadas en 1990 permitiero­n localizar los emplazamie­ntos de once estancias de los siglos XV a XVII, dos de ellas con enterramie­ntos y una con un horno posiblemen­te de cal.

LA IGLESIA

La iglesia es de gran sencillez, con una sola nave orientada este-oeste, de 28,7 m de longitud y 8,45 de ancho máximo en su interior, siendo algo más ancha en la fachada que en el ábside. Tiene bóveda de medio cañón apuntado en el presbiteri­o, y ábside semicircul­ar con bóveda algo más baja de horno. Sus muros son de mamposterí­a, mientras los arcos, vanos, espadaña y bóvedas son de sillería. La

Varias excavacion­es realizadas en el claustro

en 1978 y 1981 descubrier­on algunas tumbas de los siglos XIII a XV

espadaña es de forma triangular con dos vanos de medio punto para alojar campanas. No hay constancia documental del tipo de suelo que pudo haber tenido; el actual es de ladrillo moderno. Tiene cinco ventanas estrechas: una en el muro norte, una en la fachada, dos en el muro sur y una en el ábside. La entrada principal se encuentra en el muro sur y la secundaria en el norte.

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 ??  ?? 1. Arquería túmida o de herradura apuntada del sector noreste del claustro. 2. Capitel del baldaquino norte con el banquete de Herodes. 3. Capitel del baldaquino norte con figuras de dragones.
4. Capitel del baldaquino norte con la hidra de siete...
1. Arquería túmida o de herradura apuntada del sector noreste del claustro. 2. Capitel del baldaquino norte con el banquete de Herodes. 3. Capitel del baldaquino norte con figuras de dragones. 4. Capitel del baldaquino norte con la hidra de siete...
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