“EL SAQUEO E INCENDIO DE DONOSTIA HA SIDO UN TEMA TABÚ PARA LOS HISTORIADORES”
Con un historial literario como el que posee el autor donostiarra Iñaki Egaña, era impensable que no dedicase una de sus obras al asalto que su ciudad sufrió al fin de las guerras napoleónicas. Su título es Donostia, 1813 (Txertoa, 2012), un completísimo trabajo en el que profundiza en la génesis, desarrollo y consecuencias del asalto a la ciudad, desmitificando algunas creencias exageradas y aportando luz en otras cuestiones hasta ahora desconocidas.
Historia de Iberia Vieja: ¿Era realmente Donostia una ciudad estratégica?
Iñaki Egaña: Entre febrero y marzo de 1808, el general francés Murat había mandado varios espías a Donostia para calibrar su fortaleza. “Es una ciudad que ofrece recursos y un punto esencial para vigilar el mar”, dijo en su informe. Por el bando contrario, Wellington defendió el asalto en 1813 asegurando que su puerto y el cercano pueblo de Pasajes servirían para acortar la distancia con Inglaterra. Por lo demás, la posición no tenía mucho de estratégica. De hecho, desde 1813 el propio Ayuntamiento donostiarra pidió una y otra vez el derribo de las murallas aludiendo, precisamente, el escaso valor estratégico de su posición.
¿Por qué Donostia no se resistió a la entrada de las tropas francesas como hicieron otras ciudades españolas?
Por razones obvias. Como es sabido, el grueso del Ejército napoleónico entró en la Península por Gipuzkoa y Navarra. La guarnición de San Sebastián era apenas de 400 soldados y en Gipuzkoa no alcanzaban el millar. Por otro lado, cuando la ciudad se rindió era gobernador Luis Antonio Betrón des Balbes, un hombre de origen francés y, según algunos autores, posiblemente un agente al servicio de Napoleón.
Quizá fuese por esa escasa resistencia a la invasión francesa el atroz saqueo perpetrado por los ingleses en 1813.
Es una de las hipótesis que se barajan: la escasa adhesión a los principios patrios de entonces. Las memorias de Godoy parecen sugerir también esta posibilidad.
¿Hubo rapiñas semejantes en otras ciudades españolas?
La rapiña fue generalizada en ambos bandos. La batalla previa a la de Donostia fue la de Vitoria y allí se produciría uno de los mayores saqueos, sino el mayor, junto al de Madrid durante la guerra de la Independencia. La particularidad de Donostia estuvo en que, junto al saqueo, hubo un ataque frontal a la población civil. Los casos más parecidos pudieron ser los de Tarragona y Castro Urdiales por parte francesa y los de Ciudad Rodrigo y Badajoz por parte británica.
¿Tuvieron algún resarcimiento económico los supervivientes?
Ninguno. A pesar de que lo solicitaron durante años. Inmediatamente después del saqueo e incendio, el Ayuntamiento tasó los desperfectos en 90 millones de reales. Unos meses después los elevó a más de 100 millones. Aún en 1824 el municipio tenía varios comisionados para intentar cobrar las indemnizaciones, tanto de Gran Bretaña como de Francia y España.
¿Cómo fue la reconstrucción de la ciudad?
La Gazeta de Madrid escribió: “De San Sebastián sólo quedará la memoria de donde estuvo situada”. Sin embargo, los dos alcaldes de la ciudad convocaron a las familias más ilustres ocho días después de la tragedia y decidieron reconstruir la ciudad. Fue un proceso muy lento que contó con la dirección del capitán de Ingenieros Pedro Manuel Ugartemendia. Sirvió, también, para que en los primeros años se forjaran ciertas fortunas a través de la especulación. El precio de la vivienda se multiplicó en poco tiempo. Una casa alquilada al año por 4.000 reales había alcanzado en 1815 el precio de 28.000 reales. Almacenes rentados a 900 reales, alcanzaban la extraordinaria cantidad de 12.000 reales por alquiler. El Ayuntamiento intentó frenar esa codicia, pero no tuvo éxito.
¿Por qué es un episodio tan poco estudiado por los historiadores españoles?
Porque ha sido un tema tabú. El propio duque de Wellington achacó la responsabilidad de la tragedia a los franceses. Más adelante, los británicos reconocieron su participación y señalaron el saqueo e incendio como daños colaterales. Parte del abandono de esa investigación se debe a que fueron los vencedores los responsables de la masacre y de la rapiña. Un borrón en su currículum. Y entre ellos nombres tan ilustres como Wellington, Graham, o los generales españoles Álava y Castaños.
Fue entonces cuando Wellington supo que el mariscal francés Soult había entrado en Navarra para ayudar a las tropas sitiadas. Su reacción fue rápida...