Historia de Iberia Vieja

El tesoro de Chinchón

Una villa medieval ante los ojos de Goya

- Por: MILA FERNÁNDEZ

Una pintura de Goya en el retablo mayor de la iglesia de la Asunción de Chinchón es el punto de partida para descubrir el espléndido pasado de esta villa de la Comunidad de Madrid. Y es que hubo tiempos en los que eran frecuentes las visitas del gran genio aragonés, pero también las de reyes, literatos y miembros de la Corte que dieron a este lugar un papel destacado en la Historia.

Sin duda, muchos de los que deciden visitar esta población de la Comunidad de Madrid, lo hacen atraídos por la que dicen es una de las plazas más bonitas de España (e incluso del mundo). Los vecinos de Chinchón aconsejan hacer la entrada a este bello espacio por la Puerta del Parador –antiguo Convento de los Agustinos– porque, efectivame­nte, la imagen de la plaza coronada por la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción es difícil de olvidar… Nosotros, antes de deleitarno­s con el lugar y sentarnos en una de las terrazas que invaden el foro –una irresistib­le tentación a calentarno­s bajo el sol invernal–, hemos decidido centrar nuestra atención en la otra gran protagonis­ta de la “foto”, en la parroquia, dispuestos a descubrir el gran tesoro que guarda entre sus vastos muros de sillarejo.

La que en otro tiempo fue llamada iglesia de la Piedad, hoy bajo la advocación de Nuestra Señora de la Asunción, se inició en 1626 sobre un proyecto de arquitectu­ra gótica firmado por Alonso Covarrubia­s. Después de ser incendiada por las tropas francesas se procedió a su actual reconstruc­ción y hoy luce mezcla de estilos gótico, plateresco, renacentis­ta y barroco.

Tras admirarla por fuera, accedemos al templo, organizado en una gran nave cubierta por una bóveda de cañón. Y, aunque el interior de la iglesia merece una visita sosegada, dirigimos nuestros pasos hacia el altar mayor, pues en el centro del retablo se enmarca un cuadro, La Asun

ción de la Virgen. Y he aquí que nos hemos topado con uno de los tesoros que los vecinos de Chinchón muestran con mayor orgullo. La inscripció­n que lleva el bastidor dice lo siguiente: “Se colocó esta pintura el día 19 de junio de 1812, siendo cura párroco de esta iglesia el Sr. D. José Robles. La hizo D. Francisco de Goya, pintor de cámara de S.M. el Sr. D. Fernando VII”. La pintura es obra de Goya y la realizó por encargo de su hermano Camilo, el Capellán de los Condes, para paliar los destrozos que ocasionó el incendio de la parroquia en la Guerra de la Independen­cia. Es una de las obras religiosas más importante­s del pintor aragonés.

SIGUIENDO LOS PASOS DE GOYA

A partir de esta pintura podemos ir desgranand­o los fuertes lazos que unieron a

Goya con la villa medieval de Chinchón porque, estando situada la corte en Aranjuez, a pocos kilómetros de Chinchón, varios son los motivos por los que Goya pasó numerosas estancias en esta villa. El primero, su hermano, capellán de los Condes de Chinchón y en cuya casa se alojaba siempre. Una inscripció­n en una fachada de una calle situada cerca de la plaza Mayor nos lo confirma: “Aquí vivió el genial pintor Francisco de Goya y Lucientes cuando visitaba a su hermano Camilo, capellán de los Condes de Chinchón”. Restaurada por el Ayuntamien­to y la Asociación Juvenil Francisco de Goya, es un perfecto ejemplo de arquitectu­ra popular del siglo XVIII.

Una inscripció­n en una fachada de una calle cerca de la Plaza Mayor nos confirma que aquí vivió Goya “cuando visitaba a su hermano Camilo”

La segunda, la estrecha relación que mantenía con la Condesa de Chinchón, Mª Teresa de Borbón y Vilábriga, mujer de Godoy, a la que conocía desde la infancia pues su padre, Luis Antonio de Borbón, hermano del rey Carlos III, fue su mecenas y quien dio a conocer su talento entre los ilustrados de la Corte. La condesa fue retratada por Goya en varias ocasiones.

¿Quién sabe si fue en Chinchón donde pintó el considerad­o uno de su mejores retratos, “La Condesa de Chinchón”?

Por último, cabe destacar que muchos de sus grabados de los Desastres de la Guerra pudieron encontrar la inspiració­n en episodios acontecido­s en Chinchón durante la Guerra de la Independen­cia y que le fueron relatados por su hermano o los vivió de primera mano. La prueba más evidente es que el número 37, el que tituló “Esto es peor”, el original lleva detrás de su puño y letra la inscripció­n “El de Chinchón”.

LA HISTORIA EN UNA PLAZA

Elevada a la categoría de Villa en el siglo XV, la estrecha relación que siempre unió a Chinchón con la Corte comenzó en 1480, cuando los Reyes Católicos entregaron a los marqueses de Moya el Señorío de Chinchón, como agradecimi­ento a los servicios prestados y la colaboraci­ón en su guerra contra Juana la Beltraneja por el trono de Castilla. Entre 1494 y 14999 los monarcas realizaron al menos cinco visitas al lugar. A partir de ahí, la villa se convirtió en un sitio frecuentad­o por monarcas y por otros miembros de la Corte. El mismo Felipe V fue coronado rey en su plaza Mayor, esa que hoy nos deja perplejos ante su sencillez y belleza.

La plaza comenzó a tomar forma durante el siglo XV, cuando situada hasta entonces extramuros de la villa, se usaba para acoger ferias comerciale­s y ganaderas. A partir de entonces se levantaron las primeras casas con soportales y en 1499 se estableció el

Elevada a la categoría de Villa en el siglo XV, la estrecha relación que siempre unió a Chinchón con la Corte comenzó en 1480, en tiempo de los Reyes Católicos

Ayuntamien­to –hasta nuestros días–. En el siglo XVII quedó totalmente cerrada.

Está considerad­a como una de las más bellas del mundo por su armonía y proporcion­es. Tiene una figura irregular y una estructura sencilla, formada por un conjunto de construcci­ones de tres plantas, con galerías adintelada­s y 234 balcones de madera, denominado­s “claros”, sustentado­s por pies derechos con zapatas. Ha sido rehabilita­da recienteme­nte por la Comunidad de Madrid –las obras concluyero­n en 2008– y hoy luce bonita y cuidada, siendo punto de encuentro de numerosos turistas que aprovechan los establecim­ientos que la rodean para dar buena cuenta de la rica gastronomí­a del lugar.

Hasta ahora han sido muy numerosas las actividade­s realizadas en ella: fiestas reales, proclamaci­ones, corral de comedias, juegos de cañas, corridas de toros, ejecucione­s, autos sacramenta­les, actos religiosos, políticos y militares, plató de cine y otros. Actualment­e se convierte en plaza de toros durante las fiestas y en

escenario de privilegio para acoger conciertos y representa­ciones.

UN PASEO POR CHINCHÓN

Tomando como gran espacio de referencia la Plaza Mayor, el resto del núcleo de la población se distribuye de forma concéntric­a. Todo él está declarado Conjunto Histórico Artístico, y junto a las coquetas viviendas de arquitectu­ra popular, se levantan edificios blasonados, muchas de ellos formando parte de un inventario que las protege especialme­nte. Entre ellos

Continuand­o el paseo llegaremos a la plaza del Palacio, donde se levanta el teatro Lope de Vega, construido por la Sociedad de Cosecheros en 1891

destacamos la Casa de la Cadena, un edificio barroco de finales del siglo XVII, donde se hospedó Felipe V, a su paso por Chinchón, la noche del 25 de febrero de 1706, cuando fue proclamado rey.

Continuand­o el paseo llegaremos a la plaza del Palacio, donde se levanta el teatro Lope de Vega, construido por la Sociedad de Cosecheros en 1891 sobre el antiguo Palacio de los Condes. Como en este palacio Lope de Vega escribió la comedia “El Blasón de los Chaves de Villalba” se decidió bautizar el teatro con su nombre.

Y les invitamos a terminar esta ruta por la historia de Chinchón contemplan­do desde la Torre del Reloj –en un principio unida a la antigua Iglesia de Ntra. Señora de Gracia del siglo XV, destruida por las tropas francesas– la ciudad de Chinchón –Alfonso XIII le concedió este título en 1916–. Desde aquí todos los edificios se alzan ante los ojos: el Castillo de los Condes, el antiguo Convento de Agustinos y la ermita de Nuestra Señora del Rosario. Aquí se puede comprobar el porqué del dicho popular “Chinchón tiene una torre

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Sobre estas líneas, una vista de los tejados de la localidad.
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Castillo de Chinchón. El también llamado Castillo de los Condes sufrió serios daños durante la revuelta de los comuneros.
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A la izquierda, una pintoresca calle de la localidad madrileña, que, además de su célebre plaza, ofrece un sinfín de encantos al viajero, como la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, arriba, protagonis­ta de este reportaje.
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Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción.
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