Las relaciones entre España y Mónaco se reanudarán durante el reinado del Príncipe Carlos III, que fue padre fundador de Monte-Carlo en 1866
todos los sentidos del trono y de la elección de S.M.C.». A la mañana siguiente, la Reina reanuda su camino en dirección a Niza, a pesar de una lluvia torrencial.
Después del tratado de 1641, todas las generaciones de los Príncipes de Mónaco se pondrán al servicio del Rey de Francia, en sus ejércitos. En el otoño de 1719, el futuro Príncipe Jaime I de Mónaco realiza una rápida incursión en Cataluña, hasta Gerona, como maestre de campo del regimiento real extranjero, dentro del marco de la campaña llevada a cabo como consecuencia del descubrimiento de un complot articulado por el embajador de España en París contra el duque de Orleans, regente de Francia desde la muerte de Luis XIV. En 1749, María Cristina Cristiana de Rouvroy de SaintSimon, nieta del célebre memorialista de la Corte de Luis XIV, contrae matrimonio con Carlos Mauricio, conde de Valentinois, hermano del Príncipe de Mónaco, Honorato III. Como heredera de su tío, el duque de Ru- ffec, en 1754 da entrada dentro de la familia Grimaldi, a un título de Grande de España. En 1793, la República francesa procede a anexar el Principado de Mónaco. Honorato Grimaldi, nieto del Príncipe, derribado de su poder, realiza la carrera militar bajo el Consulado y el Imperio de Napoleón: en 1808, como oficial del Mariscal Murat, el «capitán Mónaco» realiza una campaña de seis meses y «ochocientas leguas» en España: según él, «rodeado en dos o tres ocasiones por los españoles que pretendían asesinarlo, consiguió a duras penas escapar de sus puñales». La caída de Napoleón I en 1814 permitirá reponer a los Grimaldi en la soberanía sobre el Principado.
Las relaciones entre España y Mónaco se reanudarán durante el reinado del Príncipe Carlos III, quien deseaba una nueva afirmación internacional del Principado y que fue padre fundador de Monte-Carlo en 1866. En 1858 se abre un Consulado de España en Mónaco y en 1867, un Consulado de Mónaco en Cádiz. En 1876, el Príncipe nombra a un Encargado de asuntos consulares ante el Gobierno español y, en 1879, a un Ministro residente. Durante el reino de su hijo Alberto I, que fue él mismo formado en la Marina española y pariente de la familia real, resurge el pasado español antiguo del Principado: en 1910, para la inauguración del Museo oceanográfico de Mónaco, se publican las cartas de Carlos V que se conservaban en el Archivo del Palacio; y en 1914, con motivo del veinticinco aniversario del reino del soberano monegasco, se reconstituye la entrada de Carlos V en Mónaco en 1529 ( Fig. 15). Pero no será hasta 1991 cuando se abra en Madrid una Emba-