Neogótico
La iglesia del Buen Pastor de San Sebastián (1) fue elevada el pasado siglo a la categoría de catedral. Iniciada en 1888, sus obras se prolongaron hasta 1897, y hoy se revela como un portentoso edificio neogótico con planta de cruz latina de tres naves, crucero y cabecera sin girola, inspirado en parte por la catedral de Colonia. El puente neogótico de la calle del Obispo de
Barcelona (2) une la Casa dels Canonges y el Palacio de la Generalitat, y es fruto de las obras que en los años veinte del pasado siglo emprendieron los arquitectos Joan Rubió i Bellver y Jeroni Martorell para lavar la cara al conjunto. Madrid era una capital europea de gran importancia, pero con una grave carencia: no disponía de catedral (la colegiata de San Isidro hizo estas funciones hasta entonces). Aprovechando el resurgimiento del gótico, se diseñó un templo digno de la capital de España, la catedral de La Almudena (3). Lamentablemente, y de acuerdo con las opiniones de gran número de historiadores del arte, los problemas de España durante el convulso siglo XIX y primera mitad del XX hicieron que su construcción no tuviera la unidad arquitectónica deseada y que no fuera definitivamente consagrada hasta 1993, más de 110 años después del comienzo de las obras. La Catedral de Arucas (4), como comúnmente se la conoce –lo más ortodoxo sería llamarla Iglesia Matriz de San Juan Bautista–, es un templo de reciente construcción, cuyas distintas fases compositivas abarcan todo el siglo XX. En el casco histórico de Arucas, Gran Canaria, esta iglesia fue alumbrada en 1909 por el arquitecto Manuel Vega de acuerdo con las exigencias del neogótico más tradicional.