Darwin a la inversa
El cine histórico con Josemanuel Escribano
DIRIGIDA POR el neoyorkino
Matt Reeves, El amanecer del planeta de los simios es el último episodio –por el momento– de la serie creada a partir de la novela de Pierre Boulle, una ucronía futurista que plantea un –¿improbable?– enfrentamiento entre humanos y simios. Cuando empieza la película, ambos grupos habitan un desolado planeta, ignorantes los unos de los otros. Hasta que un incidente fortuito los pone en contacto. Los humanos, diezmados por un virus mortal, sobreviven a duras penas y necesitan reactivar un generador que, casualmente, se encuentra en territorio ocupado por los simios. El entendimiento es difícil: estos, aunque evolucionados, poseedores de una estructura social fuertemente jerarquizada y de un lenguaje articulado –su jefe, César, es capaz de “hablar” con los humanos–, no se fían de ellos y no olvidan, tan arraigado está en su memoria genética, el maltrato que siempre han recibido. Los hombres, por su parte, desesperados y tentados por la violencia, no son capaces de razonar con quienes les siguen pareciendo seres inferiores, animales sin raciocinio ni voluntad. La lucha puede tardar en llegar, pero parece realmente inevitable.
La historia en sí no es tan nueva. Han pasado casi cinco décadas –46 años, exactamente– desde que Charlton Heston, dirigido por Franklin J. Schaffner, llegara a aquel planeta desconocido, inhóspito y altamente peligroso para la raza humana. Una tierra dominada por un ejército de simios muy evolucionados, que relegan a los hombres al estado de auténticos animales, inútiles para casi todo y destinados a la desaparición. Solo en un sorprendente y maravilloso giro final, el atónito y último superviviente –y con él, los encantados espectadores–, descubría el verdadero destino de su viaje. El éxito de la película provocó, dos años más tarde, una segunda parte: Regreso al planeta de los simios. La dirigió Ted Post, y el filme no alcanzó el éxito deseado; es hoy, quizá, el episodio menos recordado de la serie. Que tuvo, precisamente, un relanzamiento en 1974, con los 14 episodios de 50 minutos que ofreció la televisión.
Quizá todo hubiera acabado ahí, si no fuera porque, ya en este siglo, al genial Tim Burton le dio por “resucitar” la historia. Es seguro que no se trata de la mejor película de Burton, pero tuvo el efecto de volver a poner en el punto de mira de la industria americana un relato que podía no estar aún acabado. Y el proceso, aunque lento, ha culminado en esta década con dos proyectos ambiciosos, espectaculares y muy bien concebidos: en vez de buscar la manera de continuar la narración, se ha preferido contar el comienzo, las causas y la evolución inicial del argumento: El origen del planeta de los simios
(Rupert Wyatt, 2011) y la actual El amanecer del planeta de los simios desarrollan una secuen-
Los seguidores de la serie van a obtener toda la satisfacción esperada, aunque quizá los más desapasionados adviertan cierta reiteración
cia que explica casi todo lo que no sabíamos hasta ahora.
La culpa la tenemos, como era de suponer, los humanos. En unos modernos laboratorios químicos se experimenta crudamente con primates –nuestros parientes más cercanos– para conseguir una cura del alzheimer y otras enfermedades mentales. Hasta que revolviéndose contra el trato paradójicamente inhumano al que los simios –los inquietos chimpancés, los pacíficos orangutanes, los iracundos gorilas– se ven sometidos, se produce una rebelión que acaba con todos en libertad tras una inesperada y catastrófica explosión de violencia. El amanecer del planeta de los simios retoma la historia, años después, con la situación que reseñaba al comienzo. Como sucedía con las dos primeras películas, la continuidad está perfectamente lograda, desde el punto de vista argumental, y también estilístico. Los seguidores de la serie van a obtener toda la satisfacción esperada, aunque para un espectador desapasionado quizá la inevitable reiteración de escenas, personajes y recursos narrativos y técnicos empiece a producir fatiga. Nada grave, considerada cada obra en particular, pero más preocupante si, como parece –por eso apuntaba que ya lo sabemos “casi” todo– se va a producir un nuevo filme, que explicará qué sucedió en la Tierra, por fin, hasta el momento en que George Taylor –el mítico Charlton Heston– aterrizó, sin saber dónde se encontraba.