Los aliados comprenden la controlar el Mediterráneo y contactan con March, que no duda en jugar a dos bandas
barcos, March está aprovisionando a los submarinos alemanes en la isla de la Cabrera, a quienes abastece de víveres y facilita combustible, además de subrayar la buena relación que mantiene con el cónsul germano en Mallorca. Los aliados advierten la necesidad de controlar un espacio estratégico como el Mediterráneo y contactan con March, que no duda en jugar a dos bandas, en actuar en beneficio de sus empresas. El gobierno británico se compromete a ser espléndido con March. Este, a cambio, garantiza que les indicará en qué lugar están ocultos los submarinos alemanes. Sin embargo, no son pocas las dudas que genera el empresario entre sus socios. En un reportaje publicado el pasado 17 de agosto en el diario El País se recogían las declaraciones de Miguel Monjo, bisnieto de la hermana de March, quien guarda no pocos documentos sobre la extraordinaria biografía de esta figura clave del pasado siglo: “Informaba a los ingleses de la posición de los submarinos germanos. Y al revés, contaba a estos las rutas de los barcos aliados”. Todo ello es solo el inicio de un camino tan intenso como sinuoso, los balbuceos que cimentaron un imperio que fue creciendo, con nuevas artimañas, con la Guerra de Marruecos, con la Dictadura de Primo de Rivera… año tras año, paso tras paso.
Pero nosotros nos quedamos aquí. Casi en el principio. La vida de March es una novela que no deja de crecer en tensión, intrigas y poder. Fundó algunas de las empresas más importantes de su época, hizo de la Banca March la gran entidad española durante décadas, entró en política, se dijo de él que era de izquierdas y también de derechas, fue encarcelado, llegó a ser uno de los hombres más ricos del mundo, tuvo un papel imprescindible en el inicio de la Guerra Civil, se convirtió en el gran mecenas cultural de la posguerra española con la creación de la fundación que lleva su nombre. Fue único. Tuvo enemigos. Muchos. También seguidores incondicionales. Murió en 1962, víctima de un accidente de tráfico. Y aunque habían muerto antes la mayoría de sus enemigos, fueron tantas las animadversiones que despertó durante su vida que hubo quien insinuó que dicho accidente podía haber sido provocado. Aún hoy el misterio gobierna buena parte de su biografía. Aún hoy nadie sabe quién mató al amante de su mujer, si él tuvo algo que ver. “Fue un personaje de su época, de un mundo convulso y en guerra, lleno de regímenes corruptos, con una prensa controlada y sin organización social para hacerle frente”, aseguraba Pere Ferrer, historiador que publicó una biografía que define bien a nuestro protagonista, Juan March, el hombre más misterioso del mundo.