Alba evitaba siempre el combate estaba seguro de la victoria, aunque ello pudiera conllevar cierto deshonor
pero Buren marchó hasta Nuremberg, y desde allí llegó al campamento de Carlos V en Ingolstadt el 15 de septiembre. Así, el ejército imperial volvió a ser reforzado ante las narices de los protestantes, sumando ya 47-51.000 hombres (de ellos 9.000 españoles de los Tercios de Nápoles, Lombardía y Hungría). Sin embargo, las fuerzas de la Liga también fueron reforzadas con las tropas de Oldenburg, llegando quizá a los 57.000 hombres mencionados por Kohler. Siendo parejos en número, Hesse se situó en una posición defensiva en Donauwerth, protegiendo los principales territorios ligueros en el sur: Augsburgo, Ulm y Wurttemberg. Así, la campaña quedaría en tablas.
Carlos V reaccionó, y ya en octubre decidió desalojarles rodeándoles por el norte. Los protestantes de nuevo cayeron en la trampa, abandonando sus posiciones para llegar a Nordlingen. Entonces, Carlos, tras dejar el grueso del ejército vigilando a Hesse, mandó en secreto de vuelta al Danubio a Farnesio con 16.000 hombres, que tomaron Donauwerth por sorpresa. Hesse contramarchó para volver al Danubio y ocupar una línea defensiva al nordeste de Ulm, deteniendo el avance imperial sobre esta ciudad. Sin embargo, ambos ejércitos estaban ya muy debilitados. En breve llegaron las primeras nieves, y aunque los mandos imperiales instaron al emperador a abandonar la campaña y volver a sus cuarteles, Carlos V se negó, porque sabía que la Liga, con menos recursos, se vería en breve obligada a abandonar la campaña. Efectivamente, el 21 de noviembre, Hesse marchó al norte licenciando sus tropas, y Juan Federico de Sajonia partió a sus estados con las suyas, ya que Sajonia acababa de ser atacada por el hermano del emperador, Fernando, desde Bohemia. Ulm, Augsburgo y Estrasburgo solicitaron la paz. Buren volvió a Flandes ocupando Frankfurt por el camino, y Carlos