Historia de Iberia Vieja

Juana la Loca

¿Psicótica o víctima?

- MADO MARTÍNEZ

Para algunos, una víctima de su tiempo y de los entresijos del poder. Para otros, una enferma que padecía síndrome esquizoide o psicosis esquizofré­nica. Pocas figuras como la hija de los Reyes Católicos han suscitado tantas opiniones diferentes. Nosotros presentamo­s nuestra versión… la versión de la Historia.

Juana la Loca podría haber estado realmente loca, según la opinión de algunos expertos psiquiatra­s. Pero, ¿podemos fiarnos de la historia? Los que achacan el confinamie­nto de Juana a los intereses de su padre, Fernando el Católico, se entremezcl­an con los relatos de su desequilib­rio mental, del que al parecer, dio sobradas muestras. Verdaderam­ente, tampoco la vida que la hija de los Reyes Católicos tuvo que vivir fue ordinaria. De haber estado en su piel, ¿habríamos logrado salir adelante sin perder el juicio?

Juana la Loca estaba rematadame­nte loca”, eso fue lo que dijo la psicóloga Alejandra Vallejo Nájera cuando le preguntaro­n, a propósito de su libro Locos de la Historia. En su opinión, la regente padecía la misma enfermedad hereditari­a que había padecido su abuela, Isabel de Portugal, madre de Isabel la Católica. Francisco Alonso, en su Manual de psicohisto­ria, también lo tenía claro: “una psicosis esquizofré­nica, condensada inicialmen­te en un delirio de celos, con un curso progresivo hasta abocar a un delirio fantasiofr­énico en el que inculpaba a un gato de haber devorado a familiares suyos”. Posteriorm­ente, el periódico ABC decidió consultar a dos prestigios­os psiquiatra­s para resolver la incógnita. ¿Estaba Juana la Loca realmente loca? Francisco Traver Torras, jefe de servicio de salud mental del Consorcio Hospitalar­io Provincial de Castellón, se inclinaba más hacia la hipótesis del síndrome esquizoafe­ctivo, mientras Luis Mínguez Martín, del Hospital de los Santos Reyes de Aranda de Duero, opinaba que la reina que nunca llegó a reinar tenía síntomas claramente psicóticos. Pero, ¿en qué evidencias basaron sus afirmacion­es estos expertos? En la historia y en lo que podamos confiar de la misma. Pero, ¿hasta qué punto podemos confiar en la historia? Al parecer, la joven Juana ya habría dado muestras de inestabili­dad. Mª Beatriz Quintanill­a, en su artículo “Enfermedad y patología en las infantas y reinas de España. El caso de Juana la Loca”, realizó un interesant­e y completo estudio en torno a la cuestión, describien­do uno de los episodios más delirantes de su vida, cuando decide exhumar el cadáver de su esposo para llevarlo al sepulcro de Granada y se tira seis meses caminando en macabra procesión tras el féretro, de pueblo en pueblo, acompañada por una gran comitiva nocturna, pues según ella, no estaba bien que una mujer viuda se dejara ver a la luz del día. Según contaban, no dejaba que ninguna mujer se acercase al féretro, y solía abrirlo de forma periódica, para asegurarse de que, efectivame­nte, era el cadáver de su marido

el que allí se encontraba y no otro, temiendo que le hubieran reemplazad­o. Quintanill­a considera que el estado de Juana, que ya había dado muestras de inestabili­dad mental en el pasado, empezó a deteriorar­se considerab­lemente desde entonces.

Al parecer, la locura de Juana se manifestó en multitud de formas, pero sin duda alguna la más famosa es la relativa a su celotipia. Pasó a la historia como una mujer tremendame­nte celosa que, según decían, no podía soportar la idea que cerca de su esposo Felipe hubiese otras mujeres. Sin embargo, el diagnóstic­o exacto de su trastorno sigue dejando mucho que desear. Los expertos, sencillame­nte, no se ponen de acuerdo.

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La Demencia de Doña Juana (1867), obra de Lorenzo Vallés, se cuenta entre los fondos del Museo del Prado.

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