Antes de que se congregara el ejército del rey, la nobleza andaluza intentó redimir su reputación tomando Málaga por sorpresa
Las crónicas nos dicen que Fernando dejó el grueso del ejército castellano en Écija, y marchó con sólo una fuerza de 5.000 jinetes y 8.000 infantes, pero estas cifras se refieren probablemente a todo el ejército.
Para asediar Loja, Fernando colocó sus tropas al sur de la ciudad, y otro cuerpo bajo el Marqués de Cádiz con la artillería en la colina de Albohacén al oeste de Loja. Ali al-´Attar salió con sus 3.000 jinetes de Loja la noche del 4 de julio, y Cádiz, viéndole, cargó colina abajo contra ellos. Sin embargo, mientras los castellanos abandonaban la colina para atacar a los del valle, Attar había escondido otro cuerpo en un bosque cercano, que aprovechó para ascender por la colina y tomar toda la artillería que había quedado indefensa. Habiendo perdido sus cañones, Fernando ordenó abandonar el asedio. Sin embargo, cuando el Emir Abû´l-Hassan partió de Granada con 500 caballos a reforzar Loja, su hijo, conocido como Boabdil, se rebeló proclamándose nuevo Emir, huyendo Abûl-Hassan a Málaga. Por ello, a pesar de la victoria musulmana, ahora el poder del emirato estaría dividido entre padre e hijo.
En 1483, antes de que se congregara el ejército del rey, la nobleza andaluza intentó redimir su reputación tomando Málaga por sorpresa. Para ello, desde Écija y Antequera se juntaron 2.700 jinetes que partieron a cruzar las montañas de la Axarquía el 19 de marzo. Sin embargo, Abu´l-Hassan desde Málaga mandó a su hermano al-Zagal a contener a la vanguardia castellana, mientras él, con el grueso ocupaba las alturas que rodeaban la línea de marcha de la retaguardia bajo el Maestre de Santiago, que todavía estaba en las alturas. Así, Abu´l-Hassan cayó sobre él, dispersando su fuerza. El resto bajo el Marqués de Cádiz en lugar de regresar por la costa, decidieron volver a Castilla atravesando de nuevo las montañas, perdiéndose en las profundidades de los bosques y siendo aniquilados tras sucesivas emboscadas. La magnitud del desastre se comprueba por el hecho de que