Las estridentes patentes
de algunas de las patentes de Germán Botella, todas ellas destinadas a describir métodos de transmutación de mercurio en oro.Tomemos tres de ellas al azar. En primer lugar, la patente española número 67033, del 15 de mayo de 1918, con el título siguiente: “Un nuevo procedimiento para descomponer el mercurio y obtener el radio metálico y oro que se encuentran formando dicho metal”. Uno frunce el gesto cuando lee cosas así, pero la curiosidad va por delante. El 9 de agosto de 1923, en la patente número 86412, Germán Botella propone “un nuevo tubo de rayos ultravioleta que descompone el mercurio en oro”.Asombroso, el tipo no sólo juega bien con el lenguaje sino que se arma de lo más moderno en tecnología de la época. Con rayos X hubiera quedado más decorativo, pero los ultravioleta no eran menos asombrosos. Finalmente, como tercer ejemplo, veamos su última patente, la 137904 del 11 de abril de 1935. Hay que respirar hondo antes de leer su título: “Procedimiento de obtención de una materia roja-oscura incrustada en un bloque de nitro que se forma en las reacciones del radical SO(OH) originadas en las reacciones con sales mercuriosas”. Como puede verse, la cosa se ha sofisticado hasta el límite de lo risible. Sin embargo, ¿había descubierto Botella algo realmente interesante? El asunto queda en el aire porque nunca pudo ofrecer pruebas contundentes acerca de lo que afirmada. Eso sí, se pasó durante años mucha tinta al papel abordando el caso. Luego, como suele ser habitual, tan curiosa historia se perdió en las hemerotecas. Ah, como apunte postrero cabe anotar la curiosa mención al color “rojo-oscuro” mencionado en esa última patente, curiosamente el mismo color que a lo largo de la historia ha sido mencionado en muchos tratados alquímicos al referirse a la piedra filosofal. Cabe mencionar que la pasión de nuestro personaje por difundir sus ideas y procedimientos no conocía fronteras, he podido rastrear patentes suyas sobre conceptos similares tanto en Francia como en Gran Bretaña.