Historia de Iberia Vieja

La hora de evacuar

- La guerra del Rif EL CAPITÁN LOBO

“llamó apresurada­mente al teléfono” e intentó ponerse en contacto varias veces con Drius, pero nadie decidía nada. “Y en vista de que no se le daban, dijo que en caso de no recibir órdenes en cinco minutos, como su situación era tan comprometi­da, tomaría el silencio por orden de evacuar.”Y de esta falta de respuesta nace la orden de abandonar BenTieb para replegarse hacia Drius.Todo se organiza con rapidez, la caballería debe desplegars­e hacia la izquierda para atraer la atención del enemigo mientras que un núcleo de infantería saldrá primero, y después los heridos, sesenta o setenta, que irán trasladado­s en carros y en mulos. Dentro de la posición se empieza a quemar el depósito de municiones y se le pega fuego a todo lo que arde, al tiempo que la artillería hace lo propio con las piezas, que parece que se les resisten. Llaman al suboficial Jimeno, que está con el capitán Chicote revisando que no se dejan nada de importanci­a, y les ayuda a recoger un par de cierres de los dos únicos cañones de artillería.Y en eso que llega el teniente Arcos, que iba a unirse a la fuerza de BenTieb con el 4.º escuadrón. Demasiado tarde, los sucesos han sido muy rápidos y la columna toma la dirección de Dar Drius, adonde llegarán sin una sola baja porque apenas si hay actividad de combate. A todo esto, las tropas del Alcántara servirían de escolta para “las fuerzas que guarnecían la posición, mereciendo por el escuadrón y debido a su gran comportami­ento en la retirada la felicitaci­ón del jefe de la columna”, el capitán Lobo.

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no inclinaría su balanza hasta el desembarco de Alhucemas de 1925.

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