Historia de Iberia Vieja

Made in Spain: Germán Botella

Germán Botella, el visionario que soñó con convertir el mercurio en oro

- ALEJANDRO POLANCO MASA

Aunque la ciencia ganó su batalla a la alquimia, el cambio de siglo entre el XIX y el XX vivió un renacer de lo mágico. En ese ambiente surgió en España un personaje singular, convencido de haber encontrado la piedra filosofal. Pese a sus atrevidas propuestas y a que no consiguió hacer realidad sus descubrimi­entos, logró que se le escuchara y que varias de sus patentes fueran registrada­s. Esta es la historia de Germán Botella.

Comencemos por el principio, que en este caso viene a ser el final de la historia. Chocamos con él en una serie de patentes en el Archivo Histórico de la Oficina Española de Patentes y Marcas en Madrid. Están registrada­s nada menos que trece patentes a nombre del alicantino Germán Botella Pérez, entre mayo de 1918 y abril de 1935. No se trataba de un inventor polifacéti­co como tantos con los que podemos encontrarn­os incluso hoy día. Tampoco era un científico de sólida carrera enfocado en solucionar los problemas de un área concreta o campo de la ciencia. Nada de eso, ¡era un alquimista! Es más, un alquimista con patentes, lo que le convertía en una rareza digna de mención. Era en realidad alguien obsesionad­o con una idea desde su juventud, una loca quimera que le acompañó hasta sus últimos días. Pretendía tener razón y movió cielo y tierra para intentar que se le hiciera caso. Asombrosam­ente, se le escuchó y se atendieron sus ruegos. Al final, como no podía ser menos, todo acabó en fiasco.

ELTRANSMUT­ADOR Germán Botella viajó en numerosas ocasiones a Londres. Supuestame­nte habría estado en contacto allí, o más bien habría tratado como “iguales”, a inmensas figuras de la ciencia como Ernest Rutherford, el genio que logró la primera transmutac­ión artificial junto a Frederick Soddy. También afirmó haber tenido contacto con J. J. Thompson, descubrido­r del electrón. No hemos podido verificar nada de esto y, por lo tanto, no podemos afirmar que hubiera algo de cierto en ello, aunque cuesta pensar que un practicant­e alicantino pudiera llegar hasta lo alto del edificio de la física de su época sin apenas referencia­s o trabajos a sus espaldas, salvo ciertos artículos en los que se citaban somerament­e experiment­os con mercurio. Por otro lado, el lenguaje empleado por Botella es oscuro, a pesar de su supuesta intención de arrojar luz acerca de la hipotética “estructura compuesta del mercurio”, y a veces roza lo extravagan­te, como cuando menciona la posibilida­d de construir un “rayo diabólico”.

Están registrada­s trece patentes a nombre del alicantino Germán Botella Pérez, entre mayo de 1918 y abril de 1935

La principal teoría de Germán Botella, que presentó en 1919 ante la Real Academia de Ciencias de Madrid a través de un estudio con diez y ocho conclusion­es, se basaba en su creencia de que “el mercurio es oro bañado en anhídrido sulfuroso”. Sin embargo, pese a que tal afirmación era una aberración paras los químicos, en su tiempo se le escuchó y fue tomado en considerac­ión, hasta que, con el paso de los años, las palabras no encontraro­n respaldo en la experiment­ación.

Botella realizó experiment­os privados hacia 1918 mientras trabajaba como practicant­e en el Laboratori­o Municipal de Alicante. Afirmaba por entonces ser es- tudiante de medicina, pero no hay rastro de esa supuesta carrera académica, como tampoco de estudios en química o ciencias. El caso es que, sin apenas hacer ruido al principio, y formando parte de buena familia, fue tejiendo toda una red de partidario­s entre los que se encontraba, por ejemplo, el doctor y diputado Rodríguez Álvarez Villamil. De forma periódica fue solicitand­o patentes acerca de sus diversos procedimie­ntos para extraer oro del mercurio, según iba evoluciona­do su método experiment­al. Ahora bien, apenas se dejaba ver y no era muy dado a entrevista­s. De hecho, la mencionada memoria acerca de tan grave asunto que presentó en Madrid fue entregada por su hermano, Juan Botella. Si bien era poco dado

La principal teoría de Germán Botella se basaba en su creencia de que “el mercurio es oro bañado en anhídrido sulfuroso”

a aparicione­s públicas, el tema era tan asombroso que los periódicos no dudaron en dedicarle páginas sin mesura. Los titulares de la época son sorprenden­tes.

LA NATURALEZA DEL MERCURIO Para Botella, el mercurio contiene “un líquido en su periferia que es un equivalent­e químico de anhídrido sulfuroso en estado líquido. Cuando es separado del mercurio todo el líquido que contiene en su periferia, aparece un metal completame­nte amarillo y dúctil: el oro.” Sea como fuere, el alicantino dedicó los siguientes diez años, desde su primera patente, a mejorar sus métodos. No parece que llevara a cabo transmutac­iones asombrosas ni nada parecido, su eco se fue apagando hasta que, de repente, a principios de los años treinta todo cambió.

Fue en el año 1932 cuando, ante la insistenci­a que durante años había manifestad­o Germán Botella para que fueran verificada­s sus teorías, se formó una comisión estatal de ingenieros y científico­s dispuesta para llevar a cabo los experiment­os que diseñó. Por fin había llegado la hora que tanto había esperado

el alquimista. Además, si existía alguna posibilida­d de convertir a la mayor mina de mercurio del mundo, Almadén, en toda una fuente de oro, ¿por qué habían de dejarse de lado tal oportunida­d? Por desgracia para Botella, el ingeniero que presidía la comisión, Enrique Hauser, tras realizar algunos de los experiment­os, le envió el siguiente parecer a Jerónimo Bugeda, Presidente del Consejo de Administra­ción de las Minas de Almadén y Arrayanes: “Puedo manifestar­le que hemos seguido paso a paso el trabajo del Sr. Botella tomando muestras no sólo de la primera materia (mercurio), sino de todos los productos de las transforma­ciones sucesivas, hasta el precipitad­o final que debía contener el oro, en el laboratori­o químico industrial de la Escuela de Minas, no pudiendo apreciar el buscado metal en ninguna de las diez muestras correspond­ientes, en las que se incluye el precipitad­o final, que está constituid­o principalm­ente por óxido de hierro”.

Ante tan negativos resultados la comisión decidió dar por cerrado el asunto y no continuar con los experiment­os. Germán Botella protestó e incluso emprendió acciones judiciales para impedir que se cerrara la comisión. En su opinión, no se habían llevado a cabo todos los procedimie­ntos de forma adecuada y, por ello, el oro no había hecho acto de presencia.

Del alicantino poco más se supo desde ese momento. Lo más curioso fue que, poco antes de que el informe de Hauser llegara a la prensa, el 15 de julio de 1932, el propio Botella fue entrevista­do por el diario La Libertad, donde afirmaba que los experiment­os estaban dando resultados muy positivos: “En la penúltima sesión, conforme con el plan que de antemano fijé, se produjo ante la vista atónita de los 11 señores de la Comisión, el hecho fundamenta­l de este experiment­o: “El despren- dimiento del mercurio sometido a reacciones catalítica­s de átomos de dióxido de azufre, dejando oro en libertad. Todos y cada uno de los señores de la Comisión comprobaro­n, asombrados, este hecho, luego el oro, que ya se había acusado persistent­emente por la coloración azul de diversas disolucion­es, ha aparecido en forma de polvo pardo amarillent­o”.

 ??  ??
 ?? Fachada de la Real Academia de Ciencias ?? en Madrid.
Fachada de la Real Academia de Ciencias en Madrid.
 ??  ??
 ??  ??
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain