Procesiones
las procesiones de los cofrades solían visitar cinco iglesias o conventos en recuerdo de las cinco llagas de Cristo, y en cada uno de dichos edificios recogían limosnas entregadas por los religiosos. Las imágenes podían ir en pequeños tronos denominados a veces carros triunfales, y las tallas también podían ser portadas sobre andas, parihuelas o angarillas, y cubiertas bajo palio. No existían adornos florales ni se interpretaba música, en todo caso, cánticos litúrgicos en latín.
Había nazarenos que cargaban con cruces de madera, hermanos de luz que alumbraban con cirios y disciplinantes que se azotaban las espaldas descubiertas con ramales rematados con bolitas de plomo, imitando la flagelación de Cristo. Las mujeres solían participar alumbrando, y se les prohibía hablar con los hombres para evitar distracciones y tentaciones. El orden y la disciplina eran asegurados por nazarenos, denominados alcaldes o fiscales, que portaban bastones o varas para golpear a quienes se comportasen mal durante el recorrido o diesen escándalo público. Los cofrades que no participasen en la procesión pagaban una multa que solía ser en especie: media arroba de cera.
Las procesiones de disciplinas fueron las más realizadas para suplicar a la divinidad por el éxito de la Invencible, ya que el dramatismo y el impacto emocional causado en los espectadores predisponía para la tensión espiritual que la Empresa de Inglaterra demandaba.
Durante la procesión, mientras los disciplinantes se fustigaban la carne, unos nazarenos denominados conserveros les daban algo de vino y de comer para que aguantasen el castigo infligido, y los llamados confortadores, con unas bolas de cera con pedacitos de vidrio incrustados, les reventaban los moratones para que la sangre embolsada manase y así impedir ulceraciones posteriores.Y al final del cortejo procesional, los confortadores aplicaban aceite de oliva y ungüento de romero sobre las heridas de los disciplinantes para evitar que se infectasen. Moderna. Cada hombre equivalía a un voto en sus reuniones o cabildos. Se elegía a su junta directiva mediante sufragio, los cargos eran renovados cuando así lo marcaban los estatutos, con obligación de rendir cuentas anualmente a todos los hermanos, pues la gestión del patrimonio era crucial para el buen funcionamiento de cada hermandad.