El Tratado de Londres
el último ataque inglés a gran escala a las Indias por parte de Cumberland, que saqueó Puerto Rico con veinte naves, aunque obtuvo un botín muy escaso. España reaccionó en 1601 con una escuadra bajo Diego Brochero de 33 naves que desembarcó a 3.000 españoles en Irlanda. Presionado, el nuevo rey de Inglaterra Jacobo I comenzó a negociar la paz con el también nuevo rey de España Felipe III. Por el tratado de Londres de 1604, Inglaterra renunció a la piratería y canceló las ayudas a los rebeldes holandeses. Con ello desaparecieron los únicos motivos por los que España estaba en guerra con Inglaterra. Esta, vencida, se mantuvo proespañola con altibajos hasta 1655.
Inglaterra era una potencia media, con sus 1-2 millones de ducados de ingresos fiscales anuales y al nivel de Portugal. Era superada por Francia y los otomanos (siete millones) y España (10 millones). La necesidad de obtener fondos llevó a la reina Isabel a favorecer la piratería desde 1564 y a apropiarse en 1568 sin declaración de guerra de los barcos que llevaban la paga del Ejército de Flandes que estaban refugiados en Inglaterra por una tormenta. La reacción de España fue brutal: el pirata y negrero Hawkins, con siete barcos, fue derrotado en San Juan de Ulúa, Méjico, por una flota de cuatro naves hispanas (no 12, como dicen algunos autores), bajo Francisco de Luján, que logró hundirle cinco naves frente a una ibérica.
La piratería continuó, y Francis Drake capturó en 1573 en Panamá parte del tren de mulas de la plata, escapando con 80.000 ducados. Con la reina como nueva socia comercial, organizó una expedición en 1577 para atacar el Pacífico, dando la vuelta al mundo. El viaje fue un éxito: pese a perder cinco de sus seis naves, capturó al galeón de la plata del Perú con 600.000 ducados.
Los ataques ingleses suponían un problema, y España reaccionó organizando una revuelta en Irlanda en 1580 que fracasó. Dicho año España conquistó Portugal y rindió Amberes en 1585, de modo que Isabel decidió dar otro paso al frente y mandó un ejército de 8.000 ingleses a ayudar a los holandeses. Drake, con 25 naves, atacó el Caribe y obtuvo 150.000 ducados, pero la expedición acabó siendo ruinosa.
Felipe II vio la necesidad de terminar con las actuaciones de Isabel, y empezó la construcción de una flota de invasión en 1587. Para impedirlo, Drake partió