Historia de Iberia Vieja

La huella española sigue casi tan viva como en los siglos en los que Brujas fue una de las ciudades más importante­s de Occidente

- Retrato de un joven, MONARCASY HUMANISTAS Escudo de la familia Pérez de Malvenda,

El dominio de la monarquía española sobre los territorio­s de los Países Bajos fue otro de las circunstan­cias que dejó su huella en la ciudad. En la plaza del Burg, una de las más importante­s de la ciudad, es posible contemplar hoy en día la estrecha relación histórica entre España y Flandes. Este destacado y hermoso foro brujense, donde se ubica el Ayuntamien­to, suele considerar­se como una auténtica lección de arte, pues los edificios que allí se levantan ofrecen al visitante una variada muestra de estilos arquitectó­nicos.

Además de la basílica de la Santa Sangre –a cuya cofradía perteneció Pérez de Malvenda, como ya vimos–, destaca especialme­nte el bellísimo Ayuntamien­to, un edificio de estilo gótico cuya fachada principal esta repleta de estatuas. Si nos fijamos en la segunda fila de esculturas –contando desde abajo–, y “leyendo” la fachada de izquierda a derecha, encontramo­s las figuras de Felipe el Hermoso –el esposo de Juana la Loca nació en la ciudad– y Margarita de Austria y, a continuaci­ón, de Carlos V, Felipe II, entre otros. En su interior, es posible contemplar retratos del cardenal infante don Fernando (Fernando de Austria), que fue gobernador de los Países Bajos españoles entre 1634 y 1641.

Carlos V estuvo en Brujas durante su viaje a España, y en los edificios de la plaza hay también otras huellas de su presencia. En la llamativa fachada del Palacio de Justicia es posible distinguir –bajo la estatua que representa a la Justicia– el escudo del emperador, encuadrado por las columnas de Hércules. En otra de las fachadas de la plaza se encuentra el edificio del Franconato, en cuyo interior se conserva una espectacul­ar chimenea de roble y alabastro realizada en memoria de Carlos V. En ella destaca la escultura del emperador, pero también las efigies de sus abuelos Maximilian­o de Austria, María de Borgoña, Isabel la Católica y Fernando de Aragón.

Hoy ya no se conservan restos de ella, pero antiguamen­te en los aledaños de la plaza se levantaba la antigua catedral de San Donato, en cuyo suelo sagrado fueron enterrados muchos españoles. Uno de los más ilustres es el humanista Luis Vives, que vivió durante varios años en la ciudad, en la que murió en 1540. Una plaza de la localidad cuenta además con un busto que recuerda la memoria de este buscador del conocimien­to. También fue enterrado allí Pérez de Malvenda, y otros personajes de importanci­a, que construyer­on en el templo sus capillas familiares, como los Pardo, los Del Río o los Salinas.

Los avatares históricos terminaron por arrebatar los Países Bajos españoles a la monarquía hispana, pero la huella española, ya sea en forma de edificios, calles o apellidos de no pocos belgas –que los heredaron de sus antepasado­s peninsular­es que decidieron establecer­se aquí– sigue casi tan viva como en los siglos en los que Brujas fue una de las ciudades más importante­s de Occidente.

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posiblemen­te español o italiano, por Hans Memling en el MuseoThyss­en de Madrid.
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en la vivienda que ocupó en la Wollenstra­at.

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