El sueño de unos Juegos Olímpicos alternativos, más justos, igualitarios y plurales, se vio bruscamente interrumpido
más de 3.000 imágenes. Tras la guerra se exilió en México, como muchos otros republicanos, y castellanizó su nombre por el de Juan Guzmán, con el que siguió trabajando como fotógrafo para distintos medios. El sueño de unos Juegos Olímpicos alternativos, más justos, igualitarios y plurales que los oficiales de Berlín –que habían sido “secuestrados” por el nazismo– se vio bruscamente interrumpido, pero en contrapartida la ilusión se mantuvo viva en la esperanza revolucionaria de quienes vieron una oportunidad de luchar de forma directa contra la opresión. Clara Thalmann, la nadadora y activista suiza, lo resumió a la perfección con estas palabras: “Habíamos ido a desafiar el fascismo en un estadio, y al final tuvimos la oportunidad de combatirlo”.
Aquellos sueños se hicieron añicos una vez más, al menos en los campos de batalla españoles, cuando el triunfo de las tropas sublevadas sepultó a la República y condenó a la muerte o al exilio a cientos de miles de españoles. Algunos de los supervivientes, tanto españoles como extranjeros, conseguirían al fin su triunfo pocos años después, cuando el nazismo cayó derrotado ante la acometida del ejército aliado, en cuyas filas se contaban muchos hombres y mujeres que habían viajado, en aquel verano de 1936, para competir en unas olimpiadas que pregonaban la hermandad entre los pueblos del mundo…