Miguel Juan Pellicer aún viviría unos pocos años más. El propio rey Felipe IV lo recibió. Dicen que el monarca se arrodilló ante el hombre
recibió. Dicen que el monarca se arrodilló ante el hombre que de forma inexplicable había recuperado la pierna. Murió y fue enterrado en Velilla (Zaragoza). Sobre su muerte dicen los textos parroquiales con fecha 12 de septiembre de 1647: “A las doce murió Miguel Juan Pellicer, dixo que era de Calanda, y lo traxeron aquí de Alforque más muerto que vivo; y el que lo traxo dixo que el vicario de Alforque lo había confesado; con todo eso lo volví a confesar y dixo algo, y lo administré el sacramento de la unción y se enterró en el cementerio... se cree que este fue el que María Santísima del Pilar le restituyó la pierna que se le cortó, según consta por tradición”. Hace más de cincuenta años, en Velilla, su cuerpo fue exhumado en secreto, realizándose una serie de fotografías que se descubrieron en 1999. En la pierna derecha, a la altura de la zona de ampu- tación, aparecía una extraña osificación que no hizo sino incrementar las sospechas. Existe un informe en el Archivo Diocesano que recoge los datos de los peritos que participaron en el análisis de los restos. Dicho escrito fue encabezado por Valentín Pérez Argilés, catedrático de Medicina Legal. En su nombre, y en nombre de los otros cinco participantes, aunque en total fueron más de 30 los testigos presenciales, muestra su certeza sobre la identificación correcta de los restos, que pudieron ser fotografiados, pero lo más llamativo de todo es que, efectivamente, la pierna “restituida” a Miguel Juan Pellicer muestra una serie de anomalías que llamaron la atención de los médicos: “La irregularidad existente en la tibia derecha y el hecho de que sea 5,5 mm más corta que la otra (contrariamente a la norma) son circunstancias que pueden respaldar la identificación