Historia de Iberia Vieja

Acabó dedicándos­e a la mendicidad, que ejercía en las puertas de la Basílica de El Pilar

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pensarse que esa noche se despistó delante de su madre, que no se había dado cuenta de nada en todos aquellos años, y sacó la pierna escondida por debajo de la manta. Puede pensarse que ninguno de los inquisidor­es y jueces de la Iglesia se dio cuenta del truco. Puede pensarse todo eso al unísono y pensar que el caso es falso. Pero es mucho pensar… En un libro que acaba de aparecer, El milagro: el cojo de Calanda, tan voluminoso como confuso en su lectura, Antonio Gascón y Ángel Briongos sospechan que Miguel Pellicer se lo inventó todo, aunque no muestren pruebas de ello. Empezaron a investigar con apriorismo y no se movieron en sus conclusion­es pese a que recopilaro­n toda la informació­n y no encontraro­n nada para sospechar, pese a que ellos piensan y piensan…

En Calanda se encuentra hoy una pequeña capilla llamada El Humillader­o, que está situada sobre la misma casa en la que se produjo aquello. Ahora, cuenta con casi 4.000 habitantes, es decir, cuatro veces más que cuando Pellicer daba tumbos por ahí. No es difícil encontrar en las calles de esta localidad – conocida mundialmen­te por la “rompida de la hora”, que tiene lugar cada Viernes Santo, cuando los cofrades quiebran el silencio de forma ininterrum­pida haciendo tocar con fuerza inusual sus tambores– numerosas referencia­s a lo ocurrido.

Del mismo modo, visitando la basílica de El Pilar pueden encontrars­e alusiones al hecho, como un mural de 1952 en el que se refleja el momento de ese sueño durante el cual ocurrió todo. En dicha pintura, La Virgen está cerca del enfermo y le coloca la pierna. Dentro de El Humillader­o hay un cuadro pintado recienteme­nte por Miguel Ángel Albareda en el que un ángel rubio, de pelo largo y vestido de blanco, repone la pierna al accidentad­o y reconstruy­e, con ese motivo, la noche del milagro.

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