Hotel Europa
LA NUEVA película de Danis
Tanovic, Hotel Europa – Muerte en Sarajevo es el título original, bastante más explícito– ganó el Gran Premio del Jurado en el último festival de Berlín. La acción se sitúa en 2014. Toda la ciudad se prepara para conmemorar el centenario del asesinato del archiduque Francisco Fernando a manos del serbo-bosnio Gavrilo Princip, suceso que ocurrió el 28 de junio de 1914 y provocó el estallido de la I Guerra Mundial.
Fue un golpe organizado por el nacionalismo serbio, que iniciaba una expansión triunfante derrotando a turcos y búlgaros y se había anexionado gran parte de Macedonia y Kosovo. Y no toleraba que el imperio austrohúngaro hubiese ocupado Bosnia-Herzegovina, con gran parte de población serbia. HISTORIA DE UN ATENTADO A primeros de 1914 se preparó un atentado contra el gobernador de Sarajevo, pero se cambió el objetivo al saber que el archiduque Francisco Fernando, sobrino del emperador y heredero al trono de Viena, estaría en la ciudad. Y aunque el atentado estuvo a Princip mató al archiduque y a su esposa. Las consecuencias fueron inmediatas: Austria exigió unas condiciones que Serbia, apoyada por Rusia, no cumplió, y el imperio le declaró la guerra, a la que se sumaron paulatinamente casi todas las potencias europeas, en veinte millones de muertos.
La película comienza cien años después, cuando el Hotel Europa acoge a los importantes políticos que participan en la conmemoración, y todo el establecimiento es un hervidero. El director Omer y su ayudante Lamija vuelan por los pasillos procurando que todo esté a punto; lo malo es sus huéspedes se suma la amenaza
El guion parte de un monólogo escrito por Bernard-Henri Lévy, que muestra una mirada ácida y poco esperanzadora sobre Europa
de una huelga de los empleados del hotel, los graves problemas económicos por los que atraviesa y la desproporcionada actuación de los matones que controlan el juego y la prostitución en los ba también de mantener el orden. UNA CONMEMORACIÓN Al tiempo, la televisión ha instalado allí un set en el que se efectúan entrevistas a diferentes personas relacionadas con la conmemoración histórica, mientras el actor francés Jacques Weber –que se interpreta a sí mismo– prepara en su habitación el discurso que pronunciará ante las autoridades europeas.
El guion de la película parte, precisamente, de ese monólogo escrito por Bernard-Henri Lévy –una mirada ácida y poco esperanzadora sobre Europa–, que se entrecruza con el resto de la acción; la confrontación entre esas palabras, escogidas con aparente del principal entrevistado, un enérgico activista serbo-bosnio que discute con la periodista el valor y la condición de héroe o traidor del magnicida Princip, servirá de telón de fondo para ese microcosmos en el que las funcionan como una metáfora de la propia colectividad: a Omer termina por estallarle la realidad en la propia cara, mientras la desorientada Latija ve como su confort se derrumba cuando pierde su empleo, su superior intenta abusar de ella y su madre, responsable de la huelga, desaparece a manos de los gangsters que intentan sabotearla. La película, un ejemplo de precisión, llega a su clímax, y el Hotel Europa es un campo de batalla en el que se desarrolla sin descanso una cascada de situaciones que van ganando en dramatismo mientras se hace más y más explícita la brecha política e ideológica que pervive en la sociedad de BosniaHerzegovina.