Andaluces más allá de Andalucía
DESPUÉS DE MUCHOS AÑOS de investigación y de rebeldía contra las narrativas oficiales, los clichés y los tópicos, decidí buscar a personajes andaluces que en diversas épocas hubieran mostrado una curiosidad por los horizontes ajenos. Andaluces más allá de Andalucía. El resultado fue una amplia galería de ilustres observadores que no sólo habían contado el mundo sino que además habían sido los primeros en hacerlo. Porque no deberíamos olvidar que los viajeros andaluces fueron pioneros a la hora de describir cómo eran las tierras, los frutos o los animales jamás vistos en Europa; esa Europa que, a fin de cuentas y al menos en la Edad Moderna, fue el continente sobre el que giró el mundo.
Es esta saga de viajeros del Sur la que a veces denomina los lugares, bautiza territorios e incorpora la nueva realidad a la civilización. Como hizo el malagueño Ruy López de Villalobos, por ejemplo, bautizando a las llamadas entonces Islas del Mar del Sur y de Poniente como Filipinas en honor al rey Felipe II. ¿Alguien lo recuerda?
Y el jiennense Pedro Ordóñez de Ceballos recorrió más de treinta mil leguas viajando por toda Europa, el norte y sur de África, Oriente Medio, América, Filipinas, Japón, China, India o Persia sufriendo naufragios, abordajes, emboscadas, inundaciones, apresamientos, duelos a espada, enfermedades o prisiones. En su autobiografía, El viaje del mundo (1614), este Odiseo andaluz relataba que renunció a la mano de la reina de la Cochinchina, y por lo tanto al trono de aquel lejano lugar, a causa de sus votos religiosos.
Los marinos andaluces habían encabezado además la historia de la conquista como hicieron los hermanos Niño, pertenecientes a una saga originaria de Moguer, que además de ser los propietarios de la carabela La Niña participaron en los viajes colombinos y más tarde descubrieron otros territorios. No pocos fueron los andaluces que escribieron auténticas novelas épicas de ultramar, como Alonso de Santacruz, el cosmógrafo que dibujó el mundo y que además representaba a esos hombres que enseñaron a Europa a navegar por los nuevos mapas de un mundo sin certezas. O Cabeza de Vaca, que fue el primer europeo en realizar una crónica sobre las tierras que hoy forman los Estados Unidos.