Una muerte en Marruecos
La increíble historia del coronel Benigno Fiscer
La guerra de Marruecos, de la que este año 2017 se cumple el 90 aniversario de su final en 1927, está llena de sucesos trágicos y heroicos que, en gran parte, marcaron el devenir histórico de la España contemporánea. Además de los muchos soldados anónimos que cayeron defendiendo las posiciones españolas en el Norte de África, el Rif fue escenario del ascenso de gran cantidad de militares, llamados “africanistas” precisamente por haber realizado sus méritos y ascensos en este territorio, muchos de los cuales protagonizaron la vida política de la España de los años 20, y 30. Aquí dejamos y recuperamos la vida y la muerte de uno de ellos, el coronel Benigno Fiscer Tornero, cuya temprana muerte empañó un futuro, quizá incierto, en la agitada vida política española de inicios de siglo XX.
Cuando en septiembre de 1923 el general Miguel Primo de Rivera da un golpe de estado y toma el poder, la situación en Marruecos es muy tensa; el ejército rifeño controlaba ya mucho terreno y su líder era conocido y respetado en todo Marruecos. Además, debido a la presión rifeña, el general Primo de Rivera se vio obligado a lo largo de 1924 a replegarse a la costa, de forma que para 1925 apenas quedaban en manos españolas las zonas de Larache, Ceuta, Melilla y Nador, así como la capital del Protectorado, Tetuán. La situación mejoraría en julio de 1925 con la “Conferencia Hispano-Francesa” de Madrid. Ello dio como resultado una ofensiva hispano-francesa dirigida por el general Francisco Gómez-Jordana, el “Desembarco de Alhucemas”, el 8 de septiembre de 1925, un éxito total que fue aprovechado por el general Primo de Rivera para promocionar su imagen.
Con solo 16 bajas, se consiguió tomar la costa y de ahí la capital rifeña, Axdir, obligando a los rifeños a replegarse al interior, y consiguiendo durante 1926 casi todos los objetivos militares: la rendición de Abd el-Krim (27 de mayo de 1926), la toma de Xauen (10 de agosto de 1926), y el fin de la rebelión rifeña ( julio de 1927).
Es en este contexto bélico cuando sobresalen los llamados “militares africanistas”, todo un conjunto de futuros generales y coroneles que se curtieron durante la guerra rifeña, como el propio Francisco Franco, Emilio Mola, José Sanjurjo, Manuel Goded, Miguel Cabanellas,
Tras el Desastre de Annual, el ejército rifeño de Abd el-Krim toma la iniciativa y Primo de Rivera planifica la retirada progresiva de las tropas
o el futuro coronel Benigno Fiscer que, por méritos propios, entró con honores en el panteón del mérito militar.
LAS PRIMERAS ACCIONES DE FISCER
Benigno Fiscer Tornero nació el 22 de diciembre de 1883 en la localidad de Vitoria, siendo hermano de Mauricio (que llegaría a ser coronel de Infantería), y Dolores (que llegaría a ser Jefe de Negociado del Cuerpo Especial de Prisiones entre 1940-1960).
Con 17 años, Benigno ingresó en el servicio militar el 30 de agosto de 1900. Dada su brillante carrera y su talento militar, ascendió rápidamente a teniente, ingresando en las Fuerzas Regulares (el cuerpo más entregado en Marruecos, creadas el 30 de Junio de 1911 en Melilla), y dirigidas por el teniente coronel Dámaso Berenguer. De ahí, fue ascendiendo a capitán y Comandante por sus actuaciones ejemplares al frente de algunos de los sucesos más destacados de la guerra rifeña.
Fiscer tomó parte de algunas operaciones contra los rifeños, como la acción del Biut que, entendemos, se refiere a la Toma del Biutz el 29 de junio de 1916. El Biutz era un poblado del norte rifeño, junto a Ceuta, rodeado por las colinas Loma de las Trincheras, Hafa el Hamra, Seriya y Ain Yir que, en aquellos años, era una zona de bandolerismo y foco de resistencia. Gómez Jordana ideó una operación para ocuparlo, liderada por él mismo, Milans del Bosch, y Miguel Cabanellas.
En dicha operación, además de Fiscer participó un entonces muy joven capitán de la III Compañía del II Tabor de las Fuerzas Regulares de Melilla, Francisco Franco, que en la Loma de las Trincheras fue herido de un balazo que casi lo mata. A pesar de ello, la brillante actuación de Fiscer, Jordana, Milans y Franco condujo a la pacificación y al control de la zona, valiéndole a Fiscer su ascenso a comandante. Posteriormente, participó en otras acciones de forma sobresaliente, como la toma de Beni Arós en 1919-1920, que le valió nuevamente un ascenso, en este caso a teniente coronel.
ABD EL-KRIM TOMA LA INICIATIVA
A partir del Desastre de Annual de 1921, el ejército rifeño de Abd el-Krim toma la
El 8 de septiembre de 1925 tiene lugar el Desembarco de Alhucemas, en el cual también participa el coronel Fiscer
iniciativa y, ya en el poder, el general Primo de Rivera planifica un abandono y retirada progresiva de las tropas españolas.
Una de estas acciones, realizada a toda prisa por el avance rifeño, supuso a pesar de lo penoso de la situación todo un éxito: la retirada de Xauen, en la que también destacó Fiscer. Realizada el 15 de noviembre de 1924, tenía como objetivo retirarse del interior de Marruecos ante la ofensiva rifeña, y en ella participaron el teniente coronel Fiscer y el ya entonces teniente coronel Francisco Franco, que cubría, con la Legión de la que era Jefe en aquel momento, la retaguardia española ante el asedio rifeño.
Tras varias semanas de duros ataques, y numerosas bajas, finalmente consiguen llegar a Tetuán, donde el 13 de diciembre de 1924 fueron recibidos y arengados por el general Primo de Rivera. Por su brillante acción en Xauen, Fiscer volvió a ser ascendido, en este caso a coronel.
El 8 de septiembre de 1925, tiene lugar el Desembarco de Alhucemas, en el cual también participa el coronel Fiscer, además del coronel Francisco Franco, Sanjurjo, Muñoz Grandes, Varela o Goded.
EL DESEMBARCO DE ALHUCEMAS
El Desembarco de Alhucemas proporcionó una cabeza de puente al ejército español y abrió el camino para la toma de la capital rifeña, Axdir, que cayó en manos españolas el 2 de octubre de 1925 gracias a la acción del coronel Fiscer, que previamente se había encargado de ocupar, al mando de los Regulares de Tetuán, el 1 de octubre el Monte Amekrán. Gracias a sus valientes acciones en Xauen y en Alhucemas, el coronel Fiscer fue recompensado, como vimos, con su ascenso a coronel, y, además, como queda reflejado en el periódico La Unión Ilustrada, fue condecorado en Ceuta en febrero de 1926 con la Medalla Militar por su heroico comportamiento.
Con el éxito de Alhucemas y la toma de Axdir, el ejército español dedicó el resto de 1926 a la reconquista del resto del Marruecos
Una vez más, Fiscer compartiría batalla con otros personajes destacados de la futura España, como Varela y Mola
español. En ese duro camino, a lo largo de 1925 y 1926 numerosos comandantes y coroneles cayeron heridos o muertos, como el comandante Agustín Muñoz Grandes (30 de septiembre de 1925) o el coronel Benigno Fiscer (10 de mayo de 1926).
LA MUERTE DE FISCER
Con Axdir ya caído y Abd el-Krim en retirada, el ejército español se dedicó, desde Axdir y Alhucemas, a la reconquista del interior de Marruecos. En ese empeño llegaron los Regulares y Legionarios de Varela y Fiscer a la Loma de los Morabos, unas cimas montañosas cercanas a Axdir, donde los rifeños endurecieron el combate y presentaron batalla el día 10 de mayo de 1926.
Una vez más, Fiscer compartiría batalla con otros personajes destacados de la futura España, en este caso el teniente coronel José Enrique Varela y el coronel Emilio Mola.
Sobre la Batalla de la Loma de los Morabos hace una descripción Tomas García Figueras para la Revista de tropas coloniales (1926), afirmando que, a pesar del avance español, Abd el-Krim siguió presentando resistencia. El 8 de mayo de 1926 se emprendieron las operaciones militares para la toma de la meseta de Asgar y la Loma de los Morabos (cerro sagrado, de gran valor religioso y estratégico para la resistencia rifeña), donde estos estaban fuertemente atrincherados y armados.
Para la toma de Los Morabos se formaron cuatro columnas; derecha (coronel Fiscer), centro (coronel Balmes), izquierda (coronel Mola) y reserva (general Dolla), todas ellas bajo el mando del general Castro Girona, comandante general de Melilla, y con fuerzas de Regulares y del Tercio y unos 25.000 hombres.
La muerte de Benigno Fiscer Tornero causó honda impresión e impacto entre los altos mandos y la tropa. No había muerto uno más
Los regulares y legionarios asaltaron la loma el 10 de mayo, estando a la vanguardia los Regulares del coronel Fiscer, cuya columna, avanzando por la parte alta, fue la primera en establecer contacto con el enemigo, siendo frenados por los rifeños, que no cedieron pese al fuego de la artillería y la aviación española.
Finalmente Varela (probablemente en ese momento Fiscer ya habría caído herido), a la cabeza de los Regulares y del Tercio, asaltó las posiciones enemigas rifeñas haciéndolas retroceder, siendo los Regulares de Fiscer quienes coronaron la cima de Los Morabos tras varias horas de intenso combate.
EL FINAL DE LA RESISTENCIA
La caída de Los Morabos, y previamente la de Axdir, supusieron el toque definitivo para la resistencia rifeña, que quedó definitivamente rota y que se saldó con la rendición, 17 días después, del máximo líder rifeño, Abd el-Krim, y la toma de Xauen en agosto.
El combate de Los Morabos se saldó con numerosos muertos rifeños, así como con 12 oficiales y 115 soldados de tropa de los Regulares de Tetuán, entre ellos Fiscer, herido de un balazo en el pecho. A pesar de que pudo ser trasladado al Hospital Central de Ceuta, sus heridas eran muy graves, y murió a consecuencia de ellas el 24 de mayo de 1926.
La muerte de Benigno Fiscer Tornero causó honda impresión e impacto entre los altos mandos y la tropa. No había muerto uno más, sino uno de los más brillantes y destacados militares españoles y un auténtico héroe de guerra en Marruecos.
El Gobierno del general Primo de Rivera emitió una nota oficial el día 24 de mayo, en la que lamentaba la muerte del coronel Fiscer, a quien definía como “…modesto, culto, inteligente y bravo, el coronel Fiscer deja entre sus compañeros de armas, un recuerdo imperecedero de exaltado patriota y buen camarada, al que el Gobierno no puede ser ajeno”.
Posteriormente, se nombró en su honor el Acuartelamiento Coronel Fiscer de Ceuta para los Regulares de Tetuán Nº1. La brillante trayectoria y carrera militar de Fiscer, solo empañada por su temprana muerte, nos hace reflexionar acerca de la similitud de sus ideas y de su carrera con otros destacados coroneles y generales de la época, como Mola, Varela o el mismo Francisco Franco, cuyas trayectorias hasta 1926 fueron similares, así como del más que posible futuro político y militar de Fiscer.
Su amistad y camaradería de armas con los más destacados jefes militares de la España de los años 20 y 30 hacen pensar en una más que posible participación de Fiscer en el siguiente conflicto que desangró a España, la guerra civil, en la que participaron al mando del bando nacional casi todos los compañeros de armas de Fiscer en Marruecos.
Quizá por eso, por la fama y el tributo que recibieron sus compañeros de armas durante y después de la guerra civil española, la memoria y el recuerdo de Fiscer no han perdurado en el recuerdo con tanta claridad como la de otros, pero no por ello es menos digna de recuerdo.