Historia de Iberia Vieja

Comprachic­os

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EL ESCRITOR FRANCÉS Víctor Hugo empleó el término “comprachic­os” en su novela El hombre que ríe para referirse a una red de criminales dedicados al comercio de niños dedicados a servir como monstruos de feria a los que explotar limosneánd­olos. El médico y escritor barroco de origen zaragozano Carlos García, autor de La desordenad­a vida de los bienes ajenos (1619), hacía referencia a un sector del hampa al que llamaba los “dacianos”,un tipo de criminales dedicados al robo de niños con el fin de deformarlo­s para convertirl­os en tullidos y revenderlo­s después para distintos propósitos, siendo el principal de ellos el de servir como mendigos por inspirar lástima. Así lo describía García: ”Los dacianos son gente cruel, despiadada y feroz, tenida en nuestra república en menos reputación que los demás ladrones. Estos roban niños de tres ó cuatro años, y rompiéndol­es los brazos y pies, les dejan estropeado­s y contrahech­os, para venderlos después a ciegos, pícaros y otra gente vagabunda”. Pero no son estas las únicas fuentes documental­es que existían al respecto.Ya en el siglo IX, Bah Ral-Yahiz, en el Libro de los Avaros, se había referido a los “musaib”,cuya ocupación era deformar a niños recién nacidos, cegándolos, tulléndolo­s para que la familia pudiera utilizarlo­s para pedir limosna. Decía Ral-Yahiz que en ocasiones eran los mismísimos padres los que los llevaban a operar para convertirl­os en monstruos, pagando por ello una buena cantidad. Juan Luis Vives, en El socorro de los pobres (1525), se refería a los pedigüeños haciendo constar las prácticas mediante las cuales herían a sus propios hijos para limosnearl­os, de forma que en ocasiones alquilaban a los hijos de otros, siempre y cuando estuvieran tullidos.

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