Aquí hay historia...
Arde Lvcvs
Arde Lvcvs se celebró por primera vez en 2002 y hoy cuelga ya en su pechera las distinciones de Fiesta de Interés Turístico Nacional y Gallego. Cuando en marzo de este año alcanzó el primero de esos honores, concedido por el Ministerio de Industria y Turismo, todos los implicados lo calificaron de “hito”. ¡Vaya si lo es!
A uno no le queda más remedio que preguntarse si hay alguna receta para tan raudo éxito, y el veredicto es claro: el compromiso de todos, tanto instituciones como particulares, para ir enriqueciendo Arde Lvcvs una edición tras otra. Su alegría contagia cada verano a más de medio millón de personas, no solo de aquí, sino también de allá –se estima que el 19 % de sus visitantes son extranjeros, principalmente franceses–. Si en 2016 la celebración dejó a
la ciudad más de 12 millones de euros, este año se superarán todas las expectativas.
TRES DÍAS DE HISTORIA VIVA
Durante tres días, la historia late con el corazón de Lugo, y la Gallaecia romana reivindica su espacio en nuestro mapa mental. El despliegue es inmenso. Se diría que el dickensiano espíritu del pasado posee a todos sus habitantes, transmutados en guerreros de tribus castreñas o legionarios romanos. La Plaza Mayor ya no es la Plaza Mayor, sino el macellum en el que los mercaderes exhiben sus productos, y en el campamento un gladiador choca esos cinco con un sacerdote de la tribu Tir Na N’Og. Los más pequeños aprenden a leer la historia viva de su tierra con personajes de carne y hueso, que hacen malabares o escupen fuego por la boca. Y, puestos a vivir una experiencia única, hasta podemos casarnos según los rituales de la Antigua Roma –¡que no eran tan distintos a los nuestros!– o bautizar a nuestros hijos como si fueran romanos o castreños.
En una carrera de las mejores fiestas de España, Arde Lvcvs entraría seguro en el podio, no ya por su abarrotada programación, que sobrepasa las 300 actividades, sino por la entrega de toda la ciudad. Cuando uno recorre las calles de Lugo a lo largo de estas jornadas, siente que la fiesta se le ocurrió a un ilusionista particularmente inspirado. Junto con la celebración en sí, el amante de la historia se embriaga de todos sus detalles, que miman un sinfín de asociaciones culturales y de recreación histórica, no solo lucenses, sino también del resto de España y de otros países europeos, como Portugal, Italia y Rumanía. A todas les guía el mismo ideal: preservar y difundir el conocimiento del pasado, como testimonian la fidelidad con que acometen los desfiles por la Ronda de la Muralla o la cabal escenificación de diversos episodios de su historia, tales como la constitución del primer campamento por el legado de la Hispania Citerior Cayo Antistio Veto. Cuando la Guardia Pretoriana abra las puertas de la ciudad, la aventura habrá comenzado...
LA FUNDACIÓN DE LUCUS AUGUSTI
El decorado ayuda, claro. Lucus Augusti – fundada en torno al 25 a.C. posiblemente por Paulo Fabio Máximo, legado de Augusto– es
Durante tres días, la historia late con el corazón de Lugo, y la Gallaecia romana reivindica su espacio en nuestro mapa mental
la ciudad más antigua de aquella Gallaecia que nutriera las arcas del Imperio con sus minas de oro. Su impresionante muralla de más de dos kilómetros de perímetro (declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO), su Puente Romano sobre el Miño o los restos de sus termas forman parte de la herencia de Roma, que protegió la ciudad con una poderosa defensa coronada por 85 torres. El engarce entre castreños y romanos se ve claro desde la primera línea, y es que el campamento de las huestes romanas se asentó sobre un antiguo castro galaico.
Pero la historia de la ciudad siguió más allá de esas coordenadas temporales, por lo que el viajero no puede limitarse a la postal de sus murallas. El catálogo monumental es inagotable: sin ir más lejos, podemos citar aquí su catedral –también Patrimonio de
Su muralla de más de dos kilómetros, su Puente Romano sobre el Miño o los restos de sus termas forman parte de esa civilización
la Humanidad desde 2015–, que empezó a levantarse en 1129 y conserva aún en sus piedras el primitivo eco románico. Su fachada neoclásica tiene tantos ojos como Argos y es testigo todos los años del desfile de magia y color que es Arde Lvcvs.
UNA APROXIMACIÓN A LA FIESTA
Pero ¿por qué ese nombre? ¿Acaso la ciudad se quema en una suerte de metafórico aquelarre? Uno de sus espectáculos, que recrea el asedio de una ciudad romana, lleva por nombre la Quema de la Muralla y se celebra en el Parque de Rosalía de Castro, corazón verde en pleno centro de la ciudad. Se trata de uno de los platos fuertes de la fiesta y congrega a miles de visitantes en una noche que iluminan, a pie de calle, los fuegos de las hogueras... y los artificiales en el cielo.
Son tantas las citas, que cuesta decidirse por una sola. Cuando el folleto del programa llega a nuestras manos, solo nos queda deplorar carecer del don de la ubicuidad para disfrutar de todos los espectáculos a la vez. Insoslayable es el circo, que reúne en el citado parque de Rosalía de Castro a unas seis mil personas, deslumbradas por la fortaleza de los gladiadores en la arena o la habilidad de los aurigas con sus vehículos, las bigas y las cuadrigas. ¡Ni Ben-Hur llegó tan lejos en su duelo al sol contra el tribuno Mesala!
La ilusión con que Lugo se prepara para esta fiesta merece comentario aparte. Detrás de esos tres días de funciones y guateques hay un trabajo inmenso, concienzudo, que se inicia desde el momento en que cae el telón sobre la edición recién clausurada. Son meses para preparar nuestro vestido de época romana o castreña, para acondicionar el escaparate de nuestro comercio a la usanza de los antepasados, para ensayar delante de un espejo los cuentos que recitaremos en el Theatrum a los más pequeños, para acuñar en la ceca el denario de plata de 205 d.C. que correrá por los puestos del macellum, a dos euros la pieza (y que este año homenajea a la mujer a través de la figura de Julia Augusta, la esposa del emperador Septimio Severo), o para empollarnos bien los talleres que animarán los campamentos e ilustrarán al personal sobre materias tan heterogéneas como la elaboración del pan y los perfumes o las tácticas militares de las legiones.
UNTRABAJO INMEJORABLE
Fruto de esos desvelos es el reconocimiento que Arde Lvcvs lleva cosechando estos últimos años, entre ellos la designación por votación popular como segunda mejor fiesta de España. Pero el principal, cómo no, es el aplauso del pueblo, que hace de esta ciudad el mejor escaparate nacional e internacional cada vez que asoma la nariz el verano, lo que se traduce en el apoyo institucional y la creciente inversión de los patrocinadores. “Desde el Concello de Lugo –apuntan sus responsables–, ponemos todo nuestro empeño para que la gente goce en estos días tan especiales, pero nada de ello sería posible sin la implicación de toda la sociedad lucense, verdadera protagonista de Arde Lvcvs”.
¡Enhorabuena, pues, a todos, y nos vemos el 30 de junio!