“Para los Tercios todo parecía posible”
Fernando Martínez Laínez, el experto número 1
Es uno de los mejores rastreadores del pasado que existe en nuestro país. Escribió los dos libros que mejor reflejaban la historia de estos héroes, Tercios de España (Edaf, 2006) y Una pica en Flandes (Edaf, 2007), dos auténticas obras clásicas que pasan por ser los mejores trabajos que se han hechos sobre estos soldados épicos, mágicos, únicos y geniales. Sólo otro genio podía rastrear en su leyenda… ¡Lo entrevistamos!
Se dice que los Tercios son el primer ejército moderno…
Podríamos hablar más bien de la primera infantería moderna, debido sobre todo a dos factores: su carácter de ejército de base voluntaria y permanente, y el proceso de maduración militar que acentúa el predominio de los infantes en el campo de batalla, sustentada en una organización militar innovadora que depende del poder estatal, con la combinación flexible de picas y armas de fuego individuales distribuidas en compañías. Una fórmula que se demostraría imbatible durante muchos años
¿Eran mercenarios… O algo más?
En el caso español eran soldados profesionales, y por tanto pagados para poder subsistir. No olvidemos que soldado viene de soldada, y soldada es sueldo o estipendio, lo que se llama el haber del soldado. Es cierto que, en ocasiones, el alistamiento tenía motivación mercenaria, algo que existe también ahora, pero entraban también en consideración muchos otros factores: sed de aventura, espíritu de cuerpo, honor, reputación, fe religiosa, sueños de gloria…
Su imagen tenía una fuerza enorme. Es como mágica. ¿A qué se debe el poder de seducción que tienen?
Quizá a ese sentimiento de superioridad que se manifestó durante el apogeo histórico de una España que se creía guía y rectora del mundo, y que contrasta mucho con la decadencia que llegó después. Para los tercios en aquel tiempo todo parecía posible. Son ejemplos de sacrificio y heroísmo que el ser humano admira en cualquier época.
Usamos la expresión “poner una pica en Flandes” muy a menudo, pero tiene su origen en los tercios. ¿A qué se debe?
La memoria histórica del pueblo es sabia, y el dicho ha quedado como expresión de la enorme dificultad que implicaba marchar a través de media Europa para que los soldados de la Corona hispana pudieran alcanzar a pie el campo de batalla de Flandes. Una contienda que era como una guerra mundial en pequeño, donde combatían entre sí muchos países y naciones por lograr la hegemonía en Europa, algo que se ha venido repitiendo hasta la II Guerra Mundial. “Poner una pica en Flandes” es sinónimo del obligado esfuerzo que exige superar cualquier dificultad de la vida que implique riesgo y arrojo. Así fue y así ha quedado en la memoria popular.
Los valores que encarnan son muy necesarios, como solidaridad, compañerismo, patriotismo… ¿ No piensas que quizá hay un sector, ideológicamente muy marcado, que impide con ello que se conozca bien a los tercios y que al estar muy encuadrados se limite el conocimiento sobre ellos?
Los soldados de los tercios se sentían mucho más atraídos por la milicia y la aventura que por otro tipo de actividades comerciales o sedentarias. Como tampoco puede olvidarse que existía un sentimiento de honra, que exigía quedar bien ante los demás, y suponía una poderosa motivación. Este es un dato evidente, y no se puede entender la historia de lo que fuimos sin tenerlo en cuenta, aunque el sistema de valores actual haya cambiado radicalmente.
Eres un experto en ellos, quizá el gran experto, la referencia… Pero siempre se conocen cosas nuevas. La clave de un gran periodista es aprender siempre y ser alumno. ¿ Lo sigues siendo?
El tiempo es demasiado breve y los medios son muy limitados para acometer la gran obra de ir reconstruyendo la historia de los tercios, como forma de entender nuestra propia historia. Hay todavía lagunas documentales enormes y el desinterés por el pasado español es galopante y manifiesto. Sería necesario no cejar en la labor de investigación de aquello que fueron y realizaron los tercios, algo para lo que también se requiere poner cierta pasión personal, como en cualquiera de las cosas importantes de este mundo.
“Poner una pica en Flandes” es sinónimo del obligado esfuerzo que exige superar cualquier dificultad de la vida que implique riesgo y arrojo. Así fue y así ha quedado en la memoria popular