España vende armas a países en listas negras
es un gran exportador de armas, lo que en sí no está mal, excepto porque una parte de las armas van a parar a países que están en la lista negra de la ONU o son considerados por la comunidad internacional como agresores sin conciencia.
Que la dictadura de Franco se moviera por ese turbio mundo es una cosa y otra bien distinta que la democracia mire para otro lado a la hora de proveer de armas a países sin garantías democráticas, que no respetan los derechos humanos.
Se cumplen en noviembre 40 años de la resolución del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas por la que imponían un embargo de armas, de carácter obligatorio, a Sudáfrica. El “apartheid” dejaba sin derechos a los ciudadanos negros y la comunidad internacional decidió actuar.
En los años 80, un alto cargo del Ministerio de Defensa me hizo en su despacho un comentario, los dos solos, sobre la venta de armas españolas al régimen racista: “si no lo hacemos nosotros, lo harán otros”. Es decir, la prohibición estaba vigente, pero los países occidentales habían encontrado el camino para saltársela.
En esos años 80, el Irak de Sadam Husein, amigo de Estados Unidos y sus aliados, mantenía una guerra con Irán. Nadie oficialmente les vendía armas, pero alguien descubrió en el campo de batalla armas químicas fabricadas en España utilizadas por los soldados iraquíes.
Esa decisión política, con gobiernos socialistas y populares, no es solo una cuestión del pasado, sino algo que ha calado en las autoridades que gobiernan. En la presente década, los distintos gobiernos han ido aumentando año tras año la exportación de armas a Arabia Saudí, uno de los países musulmanes más radicales, que combate activamente en Yemen para mantener la influencia del wahabismo religioso.
Lo que muchos critican ahora con razón no es una novedad del presente. España siempre ha tenido un puesto en el zoco del mercado de armas y no ha distinguido entre compradores, siempre que tuvieran dinero para pagar.
uno de los periodistas de investigación más respetados del país, es una de las voces más importantes del programa La rosa de los vientos de Onda Cero. Autor de más de una decena de libros, el último de sus trabajos es La Casa II (Roca).