El asedio de Barcelona
MORTARA el 10 de octubre rindió el fuerte de Llauger, junto al de Santa Madrona, en las faldas de Montjuic. En noviembre los franco-catalanes hicieron una salida para intentar expulsar a los españoles de los fortines de San Ferriol y Santa Madrona, sin éxito. Sin embargo, debilitado por la peste, en febrero de 1652 los de Mortara no pasaban de 6.400 soldados, claramente insuficientes para rendir una gran ciudad y con una guarnición superior a la suya. A la vez, La Mothe, designado como nuevo virrey francés llegó con 5-6.500 franceses y tras retomarTerrassa intentó romper las líneas españolas de asedio atacando por Sarriá en febrero, pero fue rechazado. Aún así los catalanes mantenían Hospitalet, y el 23 de abril el propio La Mothe logró entrar con unos 2.000 franceses por Montjuic debido a la debilidad de las líneas españolas, y de nuevo suministró Barcelona por mar el 4 de mayo, junto con otros 500-1.000 soldados de refuerzo. A pesar de ello, los franceses fracasarían de nuevo en su ataque al fuerte de San Juan de los Reyes, junto a Montjuic, de modo que el bloqueo de Barcelona continuaba, mal que bien. No obstante, hacia el verano Mortara se vio reforzado con la llegada de 4.000 irlandeses y los españoles pudieron apretar el asedio. A la vez, Don Juan con la flota salió y asaltó San Feliú de Guixols, la principal base naval desde la que se socorría a Barcelona, y en julio interceptó a la escuadra de La Ferrière que venía desde Marsella a levantar el asedio, logrando que diera la vuelta. Entonces los asediados destinaron sus mejores tropas bajo d´Ardena a atacar de nuevo San Juan de los Reyes, que lograron tomar el 17 de julio sólo para perderlo en un contraataque español al día siguiente. En la operación quedaron atrapados la mayoría de franco-catalanes que, una vez presos fueron pasados a cuchillo debido a que la explosión de una mina hizo creer a los de Mortara de que se trataba de una traición. A pesar de que La Mothe lograra tomar Canet en agosto, la situación de Barcelona era ya desesperada y se hizo un nuevo intento en septiembre de cortar las líneas hispanas en Sarriá, coordinando un ataque desde dentro con los franceses que estaban fuera, que de nuevo fracasó.