Un Nuevo Mundo de sabores
ELTÉRMINO “aguacate” proviene del náhualt, donde remite a la palabra “testículo”. Más allá de esa curiosidad, podemos fijar la primera referencia a este fruto en un texto del cartógrafo y explorador Martín Fernández de Enciso, en su Suma de Geographia (1519): “Lo que hay dentro es como mantequilla, tiene un sabor delicioso y deja un gusto tan blando y tan bueno que es maravilloso”.
La historia nos “sopla” que el chocolate fue cocinado por primera vez en Europa en el Monasterio de Piedra (Zaragoza), merced a un fraile que había acompañado a Hernán Cortés en su empresa mexicana. Mientras que en la
América precolombina se condimentaba con chiles, en la Península siempre lo preferimos dulce. Otra cita para la historia, esta del citado Cortés: “Cuando uno lo bebe, puede viajar toda una jornada sin cansarse y sin tener necesidad de alimentarse”.
¿A quién no le gustan los cacahuetes? Fueron, también, regalo de nuestros hermanos americanos, aunque hasta finales del siglo XVIII no sorprendimos sus virtudes. El arzobispo de Valencia Francisco Fabián y Fuero lo trajo de México, donde había ejercido como obispo de Puebla de los Ángeles a partir de 1765. Originaria de América, la yuca o mandioca es hoy un alimento capital también en África y su consumo va creciendo en España. Fue uno de los primeros sabores que probaron los conquistadores hispanos, tal como relató el cronista Gonzalo Fernández de Oviedo. A la izquierda de estas líneas, el calabacín,
una planta nativa del sur de Norteamérica y Mesoamérica que desembarcó en Europa a principios del siglo XVI.