En el siglo XXI
CLARO DE LUNA y rosas sonando para que descanse el payaso. Marcelino muere en NuevaYork el 5 de noviembre de 1927. En pocos años desaparece su recuerdo y, en gran parte, su legado. Se suicida el gran payaso de los escenarios y, como una retorcida burla del destino, ese mismo año el Hippodrome se convierte en un cine. El gran teatro del mundo, un cine.
En el libro de Víctor Casanova Abós, Marcelino, muerte y vida de un payaso (Pregunta Ediciones), cuenta el autor cómo tras arduas investigaciones consiguieron visitar en un cementerio neoyorkino la tumba del payaso más famoso del mundo: una tumba sin lápida. Como si la historia lo hubiera borrado. Pero es cierto que la historia borra muchas cosas, más de la que debiera, aunque en ocasiones deje un pequeño hilo del que tirar para desentrañar pequeñas historias de grandes hombres, como también hace en su libro Marcelino, el mejor payaso del mundo (Mira Editores), con gran detalle, Mariano García Cantarero. Una formidable exposición en la Diputación Provincial de Huesca titulada Marcelino, el príncipe de los payasos, comisariada por Jesús Arbués y Víctor Casanova puede contemplarse hasta el 25 de febrero de 2018. Ojalá esa exposición pueda visitar posteriormente otras ciudades y países.
Quien escribe estas líneas tuvo noticia a través de la prensa de esa exposición. Cuando anuncié en una red social
que pretendía ir a Huesca para visitarla me contactó desde NuevaYork, Víctor Casanova, muy amablemente me facilitó la visita, me puso en contacto con el otro comisario de la exposición, Jesús Arbués, hombre de cine que me hizo un magnífico recorrido por dicha exposición y por la vida de Marcelino. Vaya desde aquí mi agradecimiento y felicitación a ambos.
Para mí fue una sorpresa encontrar a Marcelino, no sabía de su existencia a pesar de que he escrito un libro sobre el clown y la comedia ( Comedia para todos, JavierTenías, Ediciones Dispares, 2010). En la búsqueda e investigación histórica y técnica que realicé para el libro nunca apareció el nombre de Marcelino, y aseguro que la búsqueda sobre clowns de muchos países fue intensa.
Quizá el más grande, quizá el príncipe, quizá el mejor payaso del mundo. Sirva este breve artículo como homenaje y saludo a todas las personas que antes, durante y después, dedicarán su vida y obra a hacernos reír.