El payaso triste que inspiró a Chaplin

Algunos dicen que Candilejas es la mejor película de Charles Chaplin. Le valió su único Oscar… lo ganó por la música. Cuenta la historia de un payaso triste rodeado de melancolía y con el telón de fondo del suicidio muy presente. No sabemos qué pasaba por la cabeza de Chaplin cuando escribió el guion, pero ahora –más de cincuenta años después– sí sabemos cosas que pueden explicar esa obra maestra. El genial Chaplin tuvo en su juventud un amigo al que le unieron sonrisas y lágrimas. Su historia es inmensamente similar a la del payaso de Candilejas. Hoy ese payaso está enterrado en Nueva York. En la tumba no hay lápida. Los huesos que se pudren ahí han sido identificados recientemente. Fue una estrella que triunfó en el mundo entero e inspiró a Chaplin –su amigo, quien se fijó en él para catapultarse a la eternidad–. Un payaso triste, que hacía reír desde sus lloros internos. En los últimos tiempos, la tristeza fue mayor y lo acabó por mandar a la tumba. El éxito se convirtió en fracaso y en ruina. Cuando estaba sumido en la desesperación sólo recibió una visita, la de Charles Chaplin. Ese payaso triste, abandonado por el éxito y convertido en un don nadie cuando había sido un don todo, se quitó la vida con una pistola que había comprado para la ocasión. En su entierro –al que asistieron sólo 30 personas– había una única corona de flores, la de Charles Chaplin, que años después escribió Candilejas, una película que parece la vida de su amigo, el payaso triste, Marcelino, que hacía nacido en Jaca (Huesca) y que hoy está olvidado por el mundo entero, en especial por su país natal. Y eso que todos coinciden en decir que fue el mejor payaso de todos los tiempos.